Su última imagen con vida, rodeado de militares y asesinos temporarios. Por órdenes de la máxima jerarquía militar boliviana y la CIA fue acribillado del cuello hacia abajo para simular una caída en combate. Foto: Archivo del autor

De la Patria deben encontrarse sus múltiples significados en la pasión del verbo, en el énfasis a través del cual se le nombra, desde la anécdota relacionada con aquellos hombres que la hicieron tangible y entregaron sus vidas sin pedir nada a cambio como lo define nuestro José Martí, al negarla como pedestal y calificarla de ara, una palabra tan cercana en su relación con la acción de labrar y hacer fértil la tierra cuando el hombre se propone obtener frutos.

Y como Patria es humanidad, las fronteras desaparecen de las demarcaciones físicas y acerca al invidente de conocimientos a lo sublime de la vivencia desde el estremecimiento moral del auditorio, como sucedió en aquella alocución de Martí, en Tampa, Cayo Hueso, donde al preguntársele a un tabaquero con los ojos llenos de lágrimas si había entendido al Maestro, respondió que no sabía mucho sobre lo escuchado, pero algo bueno decía aquel que había tocado alma.

No se enseña la historia repitiendo libros llenos de retórica comprimida, de lemas y frases políticas, no se enseña la historia extrayendo al héroe de su contexto circunstancial y menos recitando un componente metodológico que hay que cumplir con rigor. Lamentablemente esa es una de las asignaturas que más débitos espirituales nos ha dejado y un mal que se extiende hasta el presente cuando hasta un notable académico propulsó a un polémico debate sobre la cubanía.

Decidí hace meses contarle a mi hijo, sobre lo mejor de nuestros héroes. Mi objetivo: mostrarle sus valores y que además conozca, tal vez de un humilde testigo de referencia, a esos gigantes de las fuerzas morales.

EL CHE GUEVARA

“Además en los combates, el Che peleaba muy serenamente, dirigía el combate pero seguía siendo uno más junto a todos nosotros. (...)

Cuando había un dolido o un herido, de inmediato el Che iba a ayudarlo y socorrerlo sin importarle si era bajo las balas, eso lo hizo muchas veces. También veíamos la justeza que era la suya, cuando había un pan, se tenía que repartir en partes totalmente iguales, sin darle una migaja más a nadie.

“Si hay una cosa que admiro del Che Guevera (...) es que era extremadamente honrado, que siempre le gustó vivir de su sacrificio, de su sudor. Así lo conocí y así lo vi morir”.

Dariel Alarcon Ramírez ("Benigno", sobreviviente de la guerrilla en Bolivia, quien después traicionó la memoria del Che).

Más allá de comunales, la basura es de todos