Foto: Cortesía del autor

Hijo, cómo deseara que siempre fueras así. Sin embargo, la naturaleza nos ha hecho profundos, pero efímeros. La vida es un sendero inevitable que has de vivir con tu propia fuerza y constancia.

Cada magia se la lleva el próximo instante, cada sonrisa agitada con tu esfuerzo te conducirá a un próximo escalón. Todo lo que ostenta valor será siempre difícil, pero superable. Yo aun roto, prácticamente desechable y agrietado, siempre estaré a tu lado y te ayudaré a mantener el rumbo de tu proa incluso cuando ya no quede nada físico en mí que merezca guardarse para siempre, pero para eso fuimos creados nosotros los padres.