Foto: Raúl San Miguel

En el argot popular cubano, la “bola” tiene una acepción mucho más complicada que la relación determinada con la figura de un objeto esférico. Tal sutileza de significado, sucede cuando se pretende definir como real una información indefinida, más cercana al chisme, con un propósito o varios: crear la confusión, establecer pautas de opinión en sentido contrario al esfuerzo o intención relacionada con un beneficio público, en este caso.

Me refiero a los comentarios sobre un supuesto aumento, del precio del pasaje en el servicio de microbús (GAZelle) que contradice la la regulación del Ministerio del Transporte, Mitrans, para este tipo de transporte. Incluso, algunos comentarios en las colas para abordar estas rutas llaman la atención sobre la posibilidad de que el tal “aumento” alcance a los ómnibus urbanos e incluso el Transmetro.

En abril de 2022, Tribuna de La Habana publicaba una información que rebotó en Cubadebate bajo el título: Aclarando rumores: ¿Variarán los precios del transporte en La Habana?, y dentro el texto aclaraba que “La Dirección General Provincial de Transporte de la capital recuerda a la población que ante cualquier inquietud pueden emitir quejas o aclarar dudas a través del teléfono 18 820, que dispone de un amplio servicio de atención al cliente por operadoras capacitadas”.

Explicaban, además, “que en estos momentos los ómnibus, microbuses y taxis del sistema de transportación pública de pasajeros, (…) no tienen reducción en sus planes de combustibles para cumplir su encargo social”.

Por supuesto, apenas salimos de ese año y hasta la fecha, la situación crítica para la adquisición de combustibles, piezas de repuesto, accesorios y otros implementos necesarios para garantizar el transporte público en la capital, continúa debido a los agravantes que provoca el bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos desde hace 61 años, en este mes de febrero, de impuesta la genocida medida extraterritorial.

Es necesario tener en cuenta los peligros que acarrean las “bolas”, específicamente, cuando salen a rodar como supuesta antesala de la verdad, incrementadas por las consecuencias negativas de una variable del chisme para “tomar el pulso” de la población sobre un determinado interés público, si no se le detiene a tiempo.

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