Cuando el artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, trazó sobre el lienzo el retrato de Fidel con las manos que mostraban las venas abiertas de América Latina, consolidaba aquel primer lienzo para el cual el Líder de la Revolución cubana aceptó a posar por solo 15 minutos de un encuentro que se inició en 1961. Años después, durante la creación de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, el Comandante en Jefe, esbozaba en su itinerario el rumbo de la colaboración de profesionales de la Salud cubana con nuestros pueblos del Sur.
Tal vez, resultó uno de sus discursos más breves, pero con la profundidad de su capacidad de visualizar el futuro y describirlo en el presente. En aquella jornada Fidel establecía el respeto al tiempo de las personalidades invitadas a la inauguración de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, Elam, en ocasión de celebrarse la IX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, en La Habana. Corría el 15 de noviembre de 1999. Expresaba el Comandante en Jefe:

“La idea de un programa integral de salud y una Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas nació de dos terribles huracanes que azotaron al Caribe y Centroamérica causando un impresionante número de víctimas mortales e incalculable daño material. Entre las naciones afectadas se encontraban las dos más pobres del hemisferio.
“Las imágenes televisivas de miles de cadáveres flotando sobre las aguas o envueltos en el lodo conmueven al mundo. Son los días de las ofertas generosas y las cifras millonarias. El impacto desaparece en pocas semanas. Pronto todo se olvida. Las grandes promesas jamás se cumplen. La muerte sistemática continúa arrancando silenciosamente más vidas cada año que las que matan todos los desastres naturales juntos.
“Esta institución que hoy inauguramos, como sencillo símbolo de lo que unidos podemos alcanzar, pretende ser una modesta contribución de Cuba a la unidad e integración de los pueblos que aquí representamos. (…)
“En la Escuela Latinoamericana de Medicina no se imparten materias de carácter político, como se hace con los jóvenes cubanos en todos nuestros centros universitarios. Aprenderán la historia de nuestro hemisferio, en especial la de América Latina y el Caribe.

En la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, cada cual es libre de profesar su religión, sea cual fuere. (…)
“Su espíritu de solidaridad e integración será tan profundo que no se borrará jamás. Será un ejemplo de la unidad más profunda en la diversidad más rica, estampa del mundo futuro que soñamos. Estarán preparados para el próximo siglo, y albergamos la seguridad de que un día no lejano, como eminentes profesionales, con sus computadoras personales no cesarán de intercambiar entre ellos conocimientos, experiencias e iniciativas creadoras.
“Lo más importante habrá de ser su consagración total al más noble y humano de los oficios: salvar vidas y preservar salud. Más que médicos, serán celosos guardianes de lo más preciado del ser humano; apóstoles y creadores de un mundo más humano.
“Confiamos en ellos y en la convicción de que serán mejores que sus predecesores y actuales maestros, los médicos que hoy les inculcan los conocimientos científicos y las experiencias adquiridas durante 40 años, tanto en Cuba como en heroicos servicios desinteresados que prestaron a países del Tercer Mundo en todos los continentes; médicos dispuestos a trabajar allí donde se les necesite, en los más remotos rincones del mundo donde otros no están dispuestos a marchar. Es el médico que se formará en esta Escuela.
“(…)Y mientras ellos estudien aquí, y se conviertan más tarde en especialistas prestando ya servicios a sus propias comunidades, miles de médicos nacidos y formados en nuestra patria estarán dispuestos a cooperar con sus países por el tiempo que sea necesario.
“En los sectores con más carencia de médicos de América Latina y el Caribe están muriendo cada año más de un millón de personas, de ellos 500 mil niños, por enfermedades previsibles y curables. Decenas de millones de latinoamericanos no tienen acceso alguno a los servicios de salud. Esto ocurre incluso en un país tan inmensamente rico como Estados Unidos. Los que van a morir no pueden esperar”.
Despertar de conciencias
“El ejemplo de ustedes, jóvenes entrañables que ya estudian en esta Escuela, despertará conciencias y será seguido por los profesionales que, en número elevado y con excelente calidad, han formado las universidades de América Latina. Salvar millones de vidas, brindar salud segura y óptima a los 511 millones de habitantes de América Latina y el Caribe, sólo puede ser tarea de cientos de miles de médicos que en su inmensa mayoría ya están técnicamente preparados para ello”.

La Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana es un ejemplo de referencia. En esta institución, ubicada al oeste de La Habana, estudian también jóvenes de Brasil. Ellos conocen los rigores académicos de sus estudios, la excelente preparación y la necesidad de contribuir a eliminar las enfermedades que arrasan con miles de sus coterráneos.
La génesis de Más Médicos, para América latina y el Mundo
En noviembre de 1998, luego del paso devastador del huracán Mitch por Centroamérica y tras concebir un programa integral de salud que se aplicaría en los países afectados, Fidel hizo referencia, por vez primera, a la necesidad de desarrollar un programa de formación de profesionales para garantizar estos servicios.
“Y falta solo una cosa: no limitarnos a enviar 2 000 o 2 500 o 3 000 médicos; hay una cosa más importante y es que junto a la oferta de enviar médicos hemos ofrecido un programa de formación de médicos centroamericanos en Cuba”.
Fidel en Brasil, 18 de marzo de 1990
Durante una conversación con la entonces alcaldesa de Sao Paulo, en el Palacio de las Convenciones de Anhembi, Fidel explicaba: “Estuve hablando (…) y me dolía, porque ella me explicaba los problemas (de la Salud en aquel estado brasilero) que tenía, y son insolubles. Dice: "Hay un área de 3 millones de habitantes sin un solo hospital."
El recién electo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quiebra el puente para la colaboración médica cubana y lanza improperios acerca de la formación de nuestros médicos quienes han marcado derroteros de excelencia al salvar las vidas de millones de personas en el mundo.
