
El próximo 25 de septiembre se llevará a referendo popular en Cuba el nuevo Código de las Familias. Esto no es un plebiscito, y la aprobación o el rechazo a este novedoso código, nada tiene que ver con temas políticos. Si nos quedamos en casa, dejamos en blanco las dos cuadrículas, lo único que estamos haciendo es prolongar, aplazar, y extender, quien sabe cuántos años más, los derechos que tienen los seres humanos a la igualdad plena.
El nuevo código pretende sustituir el vigente, que data ya de casi 50 años, e intenta revolucionar el concepto de familia, a la que todos pertenecemos con independencia de las ideologías o religiones que profesamos. Todo esto tiene un solo objetivo: hacer feliz a los miembros de una familia, cualquiera sea la estructura o forma de organización que han decidido al momento de formarla.
Este código aprueba legalmente el matrimonio entre dos personas (con independencia del sexo), nos reconoce nuestros derechos como seres humanos y nos brinda la oportunidad de crear legalmente nuestra propia familia. Con su aprobación estaríamos introduciendo la posibilidad de reconocer varios padres y madres, además de los padres biológicos y la “gestación solidaria”, siempre que no sea hecha por lucro.
Se busca comprender la niñez y la adolescencia desde una óptica más respetuosa de sus derechos y capacidades. Por lo tanto, se opta por el término de responsabilidad parental con la intensión de reforzar el papel de los padres y madres en el bienestar de sus hijos. Esto nos fortalece como sociedad, porque es amplio, humano, respetuoso, innovador, fresco, solidario, a tono con estos tiempos, desprejuiciado y solidario.
Aprobar este nuevo Código de las Familias, es alejar la exclusión que significan las barreras como la discriminación racial, y el desconocimiento de los derechos de la mujer. Votar, en otras palabras, es un acto de amor y de responsabilidad cívica, y nos da la oportunidad de acelerar el desarrollo humano, en medio de tantas fuerzas negativas que intentan frenar lo que nos beneficia a todos.
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