Foto: Tomada de Cubadebate

Cada día se hace más necesario crear una cultura de la familia y un nuevo humanismo capaz de promover los valores de la persona. Uno de los valores básicos es el respeto al otro y más, el que debemos tener por nuestros mayores.

Se crea un ambiente de cordialidad y seguridad con ese respeto; el cual permite la aceptación de las limitaciones ajenas y el reconocimiento de las virtudes de los demás. Evita las ofensas; no deja que la violencia se convierta en el medio para imponer criterios. Reconoce la autonomía de cada ser humano y acepta el derecho a ser diferentes.

La pérdida de los valores tradicionales hace que las personas mayores sean marginadas, e incluso ignoradas, lo cual da a entender una aparente inutilidad para una sociedad movida solamente por las prisas, el estrés y los valores materiales.

Pero, una persona mayor puede aportar experiencia, formación y cultura a los demás, entregar mucha ternura a los más pequeños. El cariño y aprecio suelen tener un efecto "boomerang"; si no los damos, es difícil que los obtengamos en un futuro, y pensemos que a esa etapa de la vida llegamos todos.

Entonces, si no inculcamos a nuestros hijos desde pequeños un gran cariño y obediencia hacia las personas mayores, bien sean sus abuelos, vecinos, conocidos mayores o personas desconocidas que se encuentran en la calle, recibiremos el mismo despectivo trato cuando llegue nuestra ancianidad.

No se puede pedir lo que no hemos enseñado y reitero, todos llegaremos a esa etapa de la vida, que puede ser tan hermosa, tan disfrutable si la familia ha sido capaz de dar la importancia que merece el abuelo, el vecino anciano, el profesor de la tercera edad.

Hablar, conversar, compartir con nuestros abuelos, escucharlos, hacer que se sientan parte y que su palabra es escuchada en la familia y en las decisiones, es una manera de motivarlos y de sembrar bases en nuestra sociedad para un futuro en el cual los jóvenes sepan la importancia que otorga la experiencia de los años.

En el nuevo Código de las Familias podemos asegurar que los adultos mayores son parte importante con derechos reales.

Esperamos se cumpla porque ellos son eje fundamental de nuestra sociedad y tener el privilegio de contar con ellos ya es un regalo de la vida.

Nuestros mayores son sabios, y sus arrugas son cicatrices de cada cosa vivida que pueden transmitirnos. Se ha comprobado que los ancianos que viven y son felices dentro de sus familias, tienen mayor longevidad.

Por ello, comencemos en el hogar a cultivar valores reales y tendremos jóvenes capaces de comprenderlos y que nos tratarán con todo el amor y la consideración, cuando llegue el momento.

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