Foto: Tomada de Cubasí

Nadie puede hacer por los niños lo que hacen los abuelos: Salpican una especie de polvo de estrellas sobre sus vidas. 

Alex Haley

Todo aquello que tiene que ver con el hecho de ser abuela o abuelo, va incorporándose cada año con más fuerza a nuestras celebraciones sociales y vida en general. Hoy en día se puede ser abuelo muchos más años y con mejor salud, lo que da lugar a una mayor relación y coexistencia entre las diversas generaciones.

La condición de abuelidad se adquiere sin buscarla y es recibida con agrado por la mayoría, es un real placer llegar a ser abuelos y representa uno de los acontecimientos más importantes en la vida de las personas; sin embargo, si esta etapa llega con responsabilidades que tienen que ver con el cuidado y la educación de los nietos de manera obligatoria, puede ser poco gratificante.

El abuelo(a) vuelca su cariño y dedicación en los nietos, quienes se reciben con la mayor ilusión. Los abuelos disfrutan a los nietos y pueden ser fuentes de ternura, entretenimiento, cuentos e historias, mientras se deleitan haciendo estas actividades con sus pequeños. 

Sin embaro, no se debe abusar en cuanto al cuidado de los niños, cada quien en la familia debe tener su lugar y responsabilidad, pues hay padres que delegan totalmente en sus mayores la crianza y eso, además de desconsiderado, es un grave error.

Sí que son importantes para el crecimiento, la educación, la objetividad y tienen la función de transmisores de la historia y la cultura familiar, lo que resulta gratificante para los nietos y contribuye a conformar su identidad personal y familiar.

Además, son fundamentales por el solo hecho de ser unas figuras constantes a su lado con una edad biológica diferente y con unas formas de trato muy distintas: ir a casa del abuelo/a puede ser igual a ir a una fiesta, algo divertido y diferente de lo cotidiano.

La esperanza de vida ha aumentado, gracias a los avances médicos y tecnológicos, permitiendo que las personas vivan más años. Por ello se ha producido un aumento significativo de la población mayor de 65 años que está influyendo en la estructura generacional, así como en el nuevo tipo de relaciones establecidas entre los miembros de dichas generaciones.

Vamos hacia un modelo de familia más larga y más estrecha: más larga en el sentido de que coexisten más personas de más generaciones, más estrecha en cuanto a que se ha reducido el número de hijos.

Muchos niños disfrutan estar con sus abuelos por diferentes razones: algunos porque a su lado no existen tantas órdenes ni obligaciones; otros, porque pueden hacen cosas distintas con ellos, como preparar galletas, comer dulces, ir al parque y realizar actividades que los hacen sentirse más libres. También los hay que ven a sus abuelos como un amigo, una especie de guía, al ser divertidos, cariñosos y les encanta estar con ellos.

Las familias en las que se incluyen los abuelos se ven enriquecidas con el encuentro intergeneracional que se da en su casa. Cuando estas relaciones son buenas, suponen intercambio, enriquecimiento y satisfacción, pues las generaciones se necesitan y crean lazos de interdependencia.

Las necesidades de afecto, amistad o educación determinan una motivación mutua que produce satisfacción en los abuelos al sentirse útiles, así como en los nietos al absorber nuevas experiencias.

La condición de abuelidad no transforma a la persona, pero puede hacerle sentir una placentera expansión vital, ya que se está integrando el presente, el pasado y el futuro. En este sentido, se siente que se ha vencido a la propia muerte a través de la descendencia, a la vez que se consciente de su vejez y le permite la felicidad de encontrarse en su identidad de abuelo. Por tanto, es en sí una relación no solo del abuelo con sus nietos, sino también de este consigo mismo y con todos los demás miembros del grupo familiar y social.

El proceso de abuelización es muy importante. El nacimiento del primer nieto/a tiene mucho impacto y significación psicológica, especialmente en la mujer, en quien suele coincidir el fin de la fertilidad con el momento enriquecedor de una nueva vida. Es un proceso único, en el que la relación con el pequeño se va construyendo, a lo largo del tiempo, a través de las emociones y experiencias, sobre la base de varios factores: biológicos y psicológicos.

Este proceso puede comenzar con el deseo, la fantasía y la experiencia de la llegada de un nieto cuando el hijo(a) se casa o forma pareja. Está comprobado por la ciencia que los abuelos que viven con sus nietos en familia tienen menos estrés, disfrutan más de la vida, y por lo mismo, gozan de mayor longevidad.

Los abuelos, por lo general sienten gran placer con sus nietos. Estar con ellos es también una forma de renovarse personalmente, al tener más participación en la familia y sentirse más jóvenes y actualizados. Consideran que estar con ellos es un aprendizaje mutuo.

La abuelidad constituye una función de indudable valor en la vida familiar. No tener abuelos o no tener ningún contacto con ellos, representa un empobrecimiento en la vida de los niños, y para los abuelos la pérdida de un factor importante de bienestar psicológico.

El abuelo nace con el nacimiento del nieto. Se trata de una relación muy especial dada por las características tanto del abuelo como del nieto. El término abuelidad, refiriéndose a una función concreta en la crianza de los nietos, debe estar tan establecido y ser tan necesario como lo es la maternidad y la paternidad.

Generalmente, el abuelo vive la tercera edad y está sometido a crisis propias de su edad y condición, como son las generadas por la vejez, los trastornos de salud, la jubilación, las crisis de soledad, por ello, tener el disfrute de los nietos es como volver a la vida activa. Además de estar provisto de mucha paciencia y disponer de tiempo suficiente, posee capacidad de inventiva y de enseñanza.

Ellos pueden proveer a sus nietos de cuidado, magia, fantasía y alegría. Las ideas mal concebidas y desconsideradas hacia esa tercera edad, las cuales dictan que el abuelo es un estorbo, es únicamente una leyenda muy mal intencionada, la cual resta todo derecho al abuelo. Los abuelos son una oportunidad, sabiduría pura. Hoy se sabe que son verdaderos cuidadores y poseen un caudal de conocimientos y ternura muy importantes.

En fin, ser considerados y amables con nuestros mayores, permitirles disfrutar de su abuelidad, ser una real familia donde se respeten mutuamente abuelos y padres, acercar a los nietos con amor a sus abuelos, les creará un respeto hacia quienes peinan canas, y como varita mágica que logra sortilegios les haremos un bien inmenso a nuestros hijos, pero también, prolongaremos la felicidad y la vida de los abuelos. 

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