Foto: Mejor con salud

Muchas veces, nos disgustamos, porque, es cierto, existen carencias en los alimentos, los cigarros, los medicamentos, además de colas interminables, en las cuales, por mucho que se madrugue, a veces no alcanzamos nada por la mala organización, o ¡peor!, la corrupción de otros.

Todo esto nos crea un ambiente de amargura, de pensamientos negativos, aunque sepamos las causas reales de la situación económica que atraviesa nuestro país; no podemos evitar los pensamientos negativos hacia todo y hacia todos. Digamos que estamos predispuestos a lo peor. Y no sin razón.

Pero esa misma angustia, esa rabia contenida o a gritos nos afecta profundamente la salud. A pesar de las circunstancias, bastante adversas, debemos hacer un gran esfuerzo por imaginar que todo se va a resolver, por tener en la mente ideas positivas y relajarnos, ya que no obtenemos nada bueno con mantener ese palpitar del corazón. Por el contrario, empeoramos la salud y la vida misma.

Sé cuán difícil es hoy tratar de fluir, pero, por nuestro propio bien, toda la energía que absorbamos y nos envuelva debe tener ligereza y positividad.

Los pensamientos positivos son útiles para alcanzar nuestros objetivos y metas y mejorar nuestro bienestar espiritual y material.

Se necesita aprender a manejar o administrar la mente; es uno de los retos que debemos enfrentar para que la fuerza del pensamiento positivo, se imponga ante todas las circunstancias. Una persona común y corriente tiene al día miles de pensamientos, pero el 99% de ellos, son negativos.

Aprender a cuidar y observar nuestros pensamientos va más allá de una moda. Es toda una filosofía de vida. Existe la llamada ciencia del “pensamiento positivo”.

Debemos tener en cuenta que, aunque todos los días no tienen que ser buenos, podemos conseguir algo bueno todos los días.

Lo que nos ronda en la mente construye nuestra realidad y hay investigaciones científicas que señalan que el pensamiento positivo y su fuerza, genera mucho más bienestar en la salud emocional.

Podemos observar nuestros propios pensamientos y reconocer cómo estos inciden en nuestros estados de ánimo. Verán que una idea negativa influye en nuestro organismo, hace daño, incluso a muchos les afecta el estómago, les duele la cabeza, les proporciona un estado de disgusto y agresividad. Y es que se segrega cortisol, la hormona del estrés.

Para volver a estabilizarse según las investigaciones se precisan de 6 a 8 horas.

Tener positividad ante la vida, ver lo bello, el vaso medio lleno y no medio vacío, pensar en que todo se solucionará y coger calma ante la adversidad, contemplar la naturaleza, la belleza en las cosas sencillas y fluir con la vida, percatarse de lo que tenemos y hemos logrado y no de lo que nos falta, llenarse de alegría y la disposición de que todo estará bien, nos mantendrán alejados de enfermedades y viviremos con más salud.

La vida es un regalo preciado no la malgastemos con amargura e ideas tóxicas. Aprendamos a cambiar con velocidad, todo aquello en nuestra mente que pueda afectarnos. Les aseguro que viviremos plenos. 

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