Foto: Tomada de Cubadebate

No perdamos el disfrute obtenido que, aunque en pequeñas cuotas, por el bien de todos, siempre será un alivio para desestresar y volver, poco a poco a la nueva normalidad, que aún no es efusiva, no permite abrazos ni estrechar de manos, tampoco el estar uno junto a otro, pero sí, un poco deleitarnos mirando el mar desde su muro, saborear una comida en una cafetería, sentir la satisfacción del mar cubriendo nuestro cuerpo, o nadar en una piscina.

En los indicadores que miden el comportamiento de la pandemia en la ciudad, se aprecia una tendencia al decrecimiento en las cifras de casos positivos y activos, y una estabilidad epidemiológica; debido a ello, se decidió restablecer algunos servicios, tales como: Actividades comerciales y los servicios estatales y privados al 50 % de las capacidades, con excepción de bares y discotecas.

Es una decisión tomada teniendo en cuenta el descenso sostenido de los casos confirmados con la enfermedad en los últimas ocho semanas en la provincia y el avance de la campaña de vacunación, y los locales deberán cumplir estrictamente con los protocolos sanitarios, como el distanciamiento físico y la desinfección de los equipos cada vez que se termine de usar por una persona, lo que será verificado por los órganos provinciales de inspección y control.

Asimismo, podremos hacer estancia en las áreas del Malecón, respetando las medidas sanitarias para prevenir contagios de COVID-19. En las piscinas como en las zonas de playa es obligatorio el uso de mascarillas, excepto cuando los bañistas ingresen al mar.

La disciplina deberá mantenerse con más énfasis frente a la pandemia. No bajar la guardia frente al nuevo coronavirus es el reto de La Habana y de todo el país.

Permanecer y poder avanzar en lograr la normalidad total, depende de nosotros mismos, de cumplir con disciplina, de respetar las reglas. No permitamos una vuelta atrás. Cuidémonos y cuidemos a los demás.

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