El chofer del auto observa la enorme mole del camión aparcado a solo unos metros de la esquina, en la calle Pedro Pérez, como si fuera un tiranosaurio extendido en plena siesta… El doble sentido de la vía que desemboca en Ayesterán y a la inversa al populoso estadio del Cerro le somete a una de las mayores tensiones: evitar la colisión con cualesquiera de los vehículos que se incorpore a la senda sobre la cual está prácticamente prisionero por carecer de la visibilidad necesaria.
Varios minutos requiere para cruzar un espacio de diez metros convertido en zona de alta peligrosidad.
Esta situación no es eventual sino recurrente debido a la irresponsabilidad de algunos conductores que utilizan este afluente de asfalto como parqueo, ante la ausencia de una señalética que les prohíba hacerlo. Lo cierto es que la estrecha calle también es concurrida por los peatones a los cuales se les hace difícil cruzar y deben evadir los obstáculos del atiborrado tránsito.
Pronosticar un desastre no es la intención de este comentario. Debemos prever las posibles causas que pudieran condicionar su ocurrencia con un desenlace parcial o fatal, especialmente en una temporada lluviosa que reduce aún más la visibilidad tanto de choferes como de peatones en esta zona, del capitalino municipio de Cerro, caracterizada por el colapso de los desagües del alcantarillado.
Otras informaciones: