Foto: Raúl San Miguel

La aplicación de la Tarea Ordenamiento ha demostrado la efectividad de las medidas relacionadas con el incremento salarial, los precios, las tarifas y, en consecuencia, una importante reanimación del sector laboral estatal, así como el incremento de nuevas solicitudes de trabajo por cuenta propia.

Por supuesto, en la penumbra (fuera de la ley) continúan su actividad especulativa quienes se niegan al ofrecimiento de variables laborales legales en las oficinas de Trabajo y Seguridad Social municipales y cohabitan del otro lado de las regulaciones laborales vigentes, en una muestra práctica del rechazo a contribuir con un aporte socialmente útil al desarrollo de la comunidad donde residen y del país.

Una de las vulnerabilidades –señalada en el propio Consejo de Defensa Provincial de La Habana, en medio del enfrentamiento a la COVID-19– es la presencia de coleros de manera sostenida en las tiendas que ofrecen la venta de artículos de aseo y alimentos proteicos (pollo, embutidos) y aceites, fundamentalmente,
lo cual daña parte del esfuerzo realizado por el gobierno de La Habana para garantizar la distribución de estos alimentos y recursos básicos que posibilitan incrementar la canasta normada a la población.

La comercialización de estos suministros resultaría casi imposible sin el apoyo del Grupo Temporal de Trabajo dirigido por el Presidente de la República, lo cual indica la erogación de una cantidad importante en millones de pesos que representa un costo adicional necesario, entre los miles de millones destinados a la
investigación, producción de fármacos, funcionalidad y sostenibilidad del sistema de Salud en medio de una pandemia de alta letalidad.

Una mirada, aun desde una perspectiva subjetiva, permite observar a estos ciudadanos que se han establecido como  los “dueños del mercado” (una especie tóxica de la figura conocida por intermediario), a pesar de la presencia de autoridades de la Dirección Integral de Supervisión y Control (DISC) con el apoyo de oficiales y agentes del Ministerio del Interior (MININT). Hace poco escuché a uno de estos personajes decir: “Al que no velan, se escapa”, en una flagrante burla sobre cómo pueden mantener un modo de vida al margen de la sociedad y sostenido por el mercadeo o reventa, con precios mucho más altos, entre las sombras.

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