Foto: Logo del Congreso

Próximo a celebrarse, el VIII Congreso de la principal organización política del país estará signado por las condiciones en las que tendrá lugar: crisis económica mundial que ha impactado fuertemente en Cuba, la pandemia de la COVID-19, el reforzamiento del bloqueo y el auge de los planes desestabilizadores que intentan socavar la institucionalidad.

Cada cónclave del Partido Comunista de Cuba (PCC) puede ser tomado como radiografía de la nación, realizado en circunstancias especiales de diferentes formas. Por eso es preciso revisitar la historia de estas citas, no para la mímesis que conduce al fracaso, sino para extraer la savia y extrapolarlo a la actualidad, proyectándolo hacia el futuro.

El primer Congreso del Partido se desarrolló en diciembre de 1975. En ese momento la Revolución llevaba 16 años en el poder y se acometía el proceso de institucionalidad del país. Ya se habían hecho grandes
transformaciones en la sociedad: realización de la Reforma Agraria, la Campaña de Alfabetización y la primera campaña de vacunación antipoliomielítica, por lo cual el espacio para el desarrollo de procesos e investigaciones científicas destinadas al campo de la Salud, por ejemplo, establecían las bases que derivaría hoy en una industria biotecnológica en función de la búsqueda de candidatos vacunales contra la COVID-19.

Diversas fueron las intervenciones del Comandante en Jefe Fidel Castro como Primer Secretario de la organización, desde la presentación del Informe Central, hasta el discurso en el acto de masas con motivo de la clausura. En la mayoría de los casos, sus palabras guardan total vigencia: “En esos instantes se tiene que hacer un análisis profundo, cuando se propone una candidatura, acerca de qué compañeros, en virtud del trabajo que han hecho, (…) deben permanecer en el Comité Central, y qué compañeros son aquellos cuya sustitución afecta menos. (…) Es una ley vital la renovación de nuestros cuadros dirigentes. Es útil al Partido, es bueno para el Partido”.

Esto lo decía Fidel en 1975, pero es perfectamente aplicable a la actualidad cuando, por ley de la vida, en la próxima cita nuevas generaciones, herederas de la hazaña que nos trajo hasta aquí, ocupen los más altos cargos partidistas. Con la misión de seguir construyendo y perfeccionando la obra de estos 62 años.

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