Tal vez lo vea con ojos de quien ama a un familiar. Lo cierto es que, si el reparto Alamar tuviera un mejor ordenamiento, mayor limpieza y áreas verdes chapeadas, sería, y no lo dude, un lugar atrayente.

Tiene árboles y las calles no son las más arregladas, pero no están en las peores condiciones. Hay mercados donde usted puede adquirir variedad de mercancías, dígase pescadería, agro mercados, organopónicos, lugares de distracción, varias rutas de gacelas... en fin, que la vida fluye, aunque cuando decimos vivir en Alamar muchos nos miran como si fuéramos del fin del mundo.

Alamar tiene un desorden que va en aumento. Todos los días aparece un nuevo garaje y, no es chiste, diría que el visitante puede pensar que más de la mitad de los carros de La Habana tienen en este reparto un lugar para guardarse. Quien tiene algo que no cabe en casa acude al patio común, es ese terreno frente a su edificio o al del vecino.

En el Alamar que aspiro sería agradable ver parqueos comunes, áreas para cuentapropistas y así evitaríamos eso que todos llamamos desechos, pues de verdad da un aspecto deprimente. Es real que todo el reparto no tiene la misma situación, pues hay zonas más limpias, ordenadas, bonitas. Pero todos somos Alamar y quiero llamar al orden, sin olvidar que en cualquier patio hay un herrero todo el día cortando metales y haciendo ruido.

¿Será muy difícil eliminar lo que afea a Alamar? Créalo, los amaneceres y atardeceres con ese mar que nos baña de brisa serían un idilio.