He reflexionado en cómo darle brillo y color desde nuestro espacio más cercano e inmediato a la gran dama azul que es La Habana, en su medio milenio. Y pienso en cuánto provecho reportaría, si en cada rincón de la ciudad se hiciera lo que en mi cuadra. Desde siempre, no a propósito de una fecha, sino como práctica cotidiana, cuidamos nuestros jardines y parterres, manteniéndolos chapeados, libres de suciedades; unos florecidos, otros solamente con notas verdes, pues nos gusta verle lindo el rostro a la casa común que nos acoge.

Hay quienes prefieren encargárselos a jardineros, como el experimentado Cecilio que, con prodigiosas manos y paciencia, hace reverdecer el césped y las florestas, mientras otros, sin tanta técnica, auxiliados del machete, cortan de cuajo la mala hierba.

Donde antes había tierra seca y triste, el joven Ariel sembró arecas y crotos; Orlando y Sonia prefirieron ocupar el área con lozas de granito hexagonales; Rosy y Paquito, al igual que Margarita y demás vecinos cercanos, tienen la supremacía en cuanto a la belleza de sus espacios exteriores. Cada vez son mayoría los interesados –excepciones aparte-, en enrolarse en una suerte de sana competencia por el bien del entorno.

Recuerdo la cuadra donde por años viví en mi niñez hasta mi juventud, con aquellos domingos cuando todos salíamos a limpiar, recoger, chapear…, convirtiendo la mañana en una verdadera fiesta para confraternizar, reunirnos y beber juntos el refresco de guachipupa y comer el pan con pasta de no se qué. 

Son otros tiempos, pero creo que los CDR, la FMC y el resto de las organizaciones podrían hacerse sentir con una gran campaña que nos motive a engalanar la vecindad. Los centros de trabajo no pueden quedar a la zaga, y en ello hay mucho por hacer desde la CTC habanera, para exigir que no quede una escuela, fábrica, empresa, tienda u otra institución, con sus predios exteriores desatendidos, como solemos ver. Un gran festejo se avecina y nos dará el privilegio de vivirlo una sola vez. Desde nuestro pedacito tenemos el deber de engrandecer a la Ciudad Maravilla.