Después del asalto convocado por el aún presidente de Estados Unidos Donald Trump, el peligro de nuevas acciones violentas acecha en derredor de la Casa Blanca. Luego del conteo de votos electorales realizado por el Congreso de la nación, en el cual certifica que Joe Biden fue declarado nuevo presidente de esa nación, pero el mandatario saliente no solo deja una estela de cuatro muertos y numerosos heridos, sino un hecho que recogerá la historia como la vigencia latente del imperio más oscuro que acecha al pueblo estadounidense y el resto del mundo.
Los votos electorales fueron aprobados después de que tanto el Senado como la Cámara de Representantes rechazaran las objeciones a los votos en los estados de Pensilvania y Arizona.
No se trata de un análisis basado en la ficción, es una realidad que puede advertirse en las palabras del señor Trump cuando declaró estar “en total desacuerdo con el resultado de las elecciones, y los hechos me avalan (…). “Siempre he dicho que continuaríamos nuestra lucha (…). Aunque esto representa el final del mejor primer mandato en la historia presidencial, es solo el principio de nuestra lucha para Hacer a Estados Unidos Grande de Nuevo", agregó en un comunicado publicado en Twitter por su director de redes sociales, Dan Scavino, luego que sus cuentas tanto en esta red social como en Facebook fuera bloqueada durante 24 horas para evitar la continuidad del llamado de Trump a otros estallidos de violencia.
Las palabras de Trump muestran solo la punta del iceberg de una filosofía fascista apoyada en la supremacía blanca, la xenofobia y las bases que condujeron a Hitler a llevar al mundo al borde del holocausto. Anoche, en pleno siglo XXI, el mundo revivió una jornada de tragedia. Estados Unidos mostró las vulnerabilidades de una nación agobiada por fuertes crisis e insostenible en su pretensión de declararse el referente de democracia para el resto del planeta.
El representante de la Organización de Estados Americanos (OEA) apenas balbuceó un lamento para llamar a un orden constitucional pisoteado por un mandatario que deberá comparecer por crímenes realizados en varias naciones del mundo, conspiración para golpes de estado en naciones como Bolivia y Ecuador, por citar un ejemplo, y múltiples delitos federales que tuvieron su momento cumbre en su convocatoria a la sedición para sostenerse en el poder.
La transición debe verse como el principio de un período a través del cual pueden observarse acciones que cumplan los puntos de una estrategia de Donald Trump quien se siente fuera de cualquiera de los partidos de su país y buscará crear su propio partido basado en los principios de Adolfo Hitler en una de sus frases planteadas en el libro Mi lucha: ““Cuando se inicia y desencadena una guerra lo que importa no es tener la razón, sino conseguir la victoria”.
De ahí la frase lacónica del saliente mandatario: “No cederemos nunca, nunca concederemos", cuando se dirigió a miles de manifestantes congregados a las afueras de la Casa Blanca para la marcha denominada "Salvar a EE.UU.”, encendiendo una mecha que terminó por estallar la dinamita, en un hecho sin precedentes en décadas, en la capital federal de la Unión.
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