Foto: Tomada del Facebook de Roberto Morales Ojeda

El 30 de octubre de 2008, Dennis C. Blair, entonces director de la Oficina Nacional de Inteligencia (Office of the Director of National Intelligence (DNI), recibió la orden de desclasificar el presupuesto para el año fiscal 2009, que sería empleado en el Programa Nacional de Inteligencia (PNI). En la “punta del iceberg” de este presupuesto, se dieron a conocer cifras superiores a los 49 mil millones 800 mil dólares. Parte de ese financiamiento, fue destinado a los servicios de Inteligencia en función de mantener acciones de guerra encubierta contra determinadas naciones, entre ellas (por supuesto) Cuba.

El 15 de septiembre de 2009, se anunció que el presupuesto combinado de todas las agencias de inteligencia
alcanzó los 75 mil millones de dólares (parte visible de la cifra). Teniendo en cuenta esta información se podrá comprender el significado de las declaraciones primeras del presidente norteamericano Barack Obama quien confirmó la necesidad —para su administración—, de “pasar a una nueva era, una nueva etapa (…) y por la que este presupuesto hace (…) para reconstruir nuestros esfuerzos militares, de seguridad (…) y expandir nuestra diplomacia (léase: guerra blanda)”.

Incluso, adelantó que: “necesitamos usar todos los elementos de nuestro poder”; potencial que se tradujo
en la asignación de 533 mil 800 millones 700 mil dólares para el año fi scal 2010.

Recientemente una “noticia” se escurrió como la brisa de un huracán en medio de un mundo asediado por el espionaje que realiza el gobierno de Estados Unidos a escala global y sin distinción de naciones (incluidos sus amigos o aliados en guerras imperiales). Sin embargo, el hecho solo confirmó lo conocido, para el gobierno de Cuba, con relación a las acciones de la USAID y su presupuesto “invisible” para destruir a la Revolución cubana, mediante acciones de guerra encubierta.

Los reportes de prensa advierten que “los documentos, defi nitivamente, no estaban clasificados como secretos. Pero contenían información detallada sobre programas del gobierno de Estados Unidos para ayudar a disidentes cubanos que el gobierno cubano ha declarado ilegales como parte de una campaña semiclandestina para derribar al régimen comunista”.

La pifia se demostró cuando “la Agencia para el Desarrollo Internacional de EEUU (USAID) usó por error una línea no codifi cada para enviar los documentos a diplomáticos estadounidenses en La Habana, algunos de los autores de los documentos no podían creerlo.

“Es una soberana estupidez”, dijo un funcionario de uno de los grupos que generaron los documentos —solicitudes extremadamente detalladas para un programa de USAID de 6 millones de dólares para entrenar a líderes emergentes de los sectores no gubernamentales de Cuba. (…) más de 200 páginas contenía la historia completa de (…) los programas pro democracia en Cuba de USAID, (…), los nombres de algunos posibles candidatos para recibir el entrenamiento y los lugares donde podrían ser entrenados.

Sin embargo, la verdad se abre paso. Recientemente en la denuncia de Cuba ante la ONU por el uso de
terrorismo financiero contra nuestro país, el Canciller Bruno Rodríguez Parrilla, expuso argumentos que muestran el uso de la plataforma mediática subversiva El Toque. La cara visible de esta plataforma
dirigida por el mercenario José Jasán Nieves Cárdenas, quien admitió, públicamente, que el medio
que dirige no es ni independiente ni neutral, sino un arma abierta por el “fi n de la dictadura en Cuba” que
permita establecer un gobierno servil bajo la sombra de Washington.

Ver además:

Un rostro oculto de la guerra financiera contra Cuba (I)