Foto: Tomado del perfil de facebook de Marianela Leyva

“La compasión por los animales está íntimamente asociada con la bondad de carácter, y se puede afirmar con seguridad que quien es cruel con los animales no puede ser una buena persona”.

(Arthur Schopenhauer)

Los animales son seres vivos que sienten y padecen, que tienen emociones y necesidades, que nos acompañan y nos brindan su amor incondicional. Son nuestros amigos, nuestros compañeros. Y también tienen voz, aunque no podamos entenderla. Ellos también tienen derechos, pero, a veces, hay quienes no los respetan ni tienen piedad ni se comportan como humanos.

El maltrato animal es una realidad dolorosa, que afecta a miles de animales cada día. Perros y gatos callejeros vagan por las calles sin agua, sin comida, sin atención veterinaria, y expuestos a enfermedades, accidentes y agresiones. Animales domésticos que son abandonados por sus dueños cuando se cansan de ellos o cuando no pueden mantenerlos. Animales silvestres que son capturados y vendidos ilegalmente como mascotas o trofeos.

Estos son solo algunos ejemplos del sufrimiento que padecen, un sufrimiento que más veces de las que quisiéramos pasa desapercibido o es ignorado por la sociedad.

Muchas personas creen que los animales no importan, que son objetos o cosas que podemos usar o desechar a nuestro antojo, no se dan cuenta del daño que les hacen con sus acciones u omisiones. No sienten compasión ni empatía por los ellos. Pero eso debe cambiar. No podemos seguir siendo indiferentes ante el maltrato animal. No podemos seguir permitiendo que sean víctimas de la crueldad y la injusticia. Ni seguir callando ante el abuso y la violencia contra esos leales seres.

Tenemos que alzar nuestra voz por aquellos que no pueden defenderse ni expresarse. Es nuestro deber denunciar el maltrato, sea cual sea su forma o motivo. Hay que exigir el cumplimiento y la mejora de la ley de bienestar animal, que proteja a los animales y sancione con mucho más rigor a los responsables.

Pero, sobre todo, cambiar nuestra actitud hacia ellos. Reconocerlos como seres vivos con derechos y dignidad. Tratarlos con respeto y cuidado. Tenemos que adoptarlos responsablemente y darles un hogar lleno de amor. Esterilizarlos y vacunarlos para evitar su reproducción descontrolada y su contagio de enfermedades, es una tarea importante que se puede lograr. También hay que apoyar a los refugios y albergues que los acogen y protegen. Educar a las nuevas generaciones sobre el valor de la vida animal, será bondad que estaremos enseñando para el futuro.

Los perros son el animal más leal al hombre, hay historias y monumentos dedicados por su fidelidad, ellos ayudan cuando hay catástrofes a buscar personas para salvarlas, ellos dan la vida por sus dueños, son como ángeles salvadores. Entonces, si ellos nos salvan o lo intentan a riesgo de sus vidas, ¿cómo maltratarlos?

Los gatos son más independientes, pero también reconocen a sus dueños y a quienes les dan amor. Además, son criaturas hermosas e indefensas, que nos alegran con sus juegos y sus ronroneos. Entonces, si ellos nos quieren y nos hacen felices, ¿cómo abandonarlos?

Los caballos, animales nobles y fuertes, que nos han acompañado desde la antigüedad, y nos han servido como transporte y para el trabajo, que nos han regalado su belleza y su elegancia. Entonces, si ellos nos han ayudado y nos han inspirado, ¿cómo explotarlos para lucrar?

Y así podríamos seguir con otros animales, que también merecen nuestro respeto y cuidado, que también tienen derechos y corazón.

Los animales son parte de nuestra familia, de nuestra sociedad, de nuestro mundo. No los maltratemos, no los abandonemos, no los ignoremos. Amémoslos, protejámoslos, respetémoslos.

Escuchemos el sufrimiento y el lamento de ellos, y no seamos indiferentes ante su dolor. Ellos son familia.