
Un parque en Cuba adquiere la idiosincrasia de sus habitantes: es espacio para bullicios y juegos. Se distinguen por sus niños, adolescentes y personas de la tercera edad, así como por las actividades acorde a cada grupo: se corre, se monta en patineta, se hacen ejercicios de Tai Chi al aire libre, todo el año.
En el municipio de La Habana Vieja existen, sin embargo, varios parques condenados al silencio pues sus predios están cerrados a cal y canto con rejas y candados.
Uno de ellos se ubica en Amargura entre San Ignacio y Mercaderes. Pero, no es el único, son varios en el municipio. ¿Por qué, quién los ha condenado a ser una anomalía en nuestra perpetua fiesta de la alegría y de la vida?
Oportunamente la ciudadanía se ha pronunciado al respecto, aunque necesitan mayor acompañamiento de los delegados del Poder Popular. Llaman la atención porque se trata de lugares remozados, limpios, con sus bancos bien cuidados y con frondosos árboles que dan la tan apetecida sombra para guarecernos del intenso verano tropical. Pudiera inferirse de que están cerrados para que se conserven, lo cual sería un disparate pues entonces dejan de cumplir su objeto social que es cobijar esparcimiento, goce y proyectar libertad.
Si se les echó candado para que hipotéticamente no sean vandalizados, es una mala decisión; de esta forma no se educa. A los niños en particular debe enseñársele desde edades tempranas que los inmuebles públicos tienen que ser tratados con similar cariño como el que les prodigan a sus juguetes.
Afortunadamente eso no es una tendencia en la capital de todos los cubanos: En Plaza de la Revolución, el Parque Ho Chi Minh (más conocido como Parque Acapulco, por el cine del mismo nombre que se encuentra en la calle de enfrente) en la Avenida 26 en el Nuevo Vedado, se luce en toda su expresión y amplitud. En apenas hace unos días brigadas constructoras, avaladas por el presupuesto de inversiones territorial, removieron su piso para poner uno nuevo ya que las raíces de la magnífica arboleda lo habían roto.
Estamos ante un lugar en donde la solidaridad militante se manifiesta porque delegaciones vietnamitas de alto nivel lo visitan para depositar ofrendas ante el monumento al Tío Ho. También los fines de semanas se realizan ferias artesanales y los abuelos se sienten activos con sus ejercicios. ¡Que todos los parques se parezcan a sus gentes, y las de La Habana Vieja ciertamente son bien festivas!
Otras informaciones:
Vivo aquí en Alamar MICRO X, no tengo hijos pequeños ni nietos, pero da horror como están los parques de aquí de Alamar , los niños aquí no tienen donde ir estamos del otro lado de la Ciudad donde todo se hace difícil, La Isla del Coco bastante distante al igual que el Parque Lenin. Por favor hagan algo para esos niños, no todos pueden salir a esos lugares de diversión. Esperando su acostumbrada atención.
Excelente comentario. A cuidar y disfrutar nuestros queridos parques.
Están acabando con los parques, el de 21 y H, ya ningún banco tiene espaldar, se los roban y a nadie les importa, este parque está rodeado de Centros de trabajo y nadie vé nada. Qué pena