Foto: Carlos Rafael

Esta vez la información sobre un hecho relevante tiene la impronta de la esencia que caracteriza a los cubanos y los hace solidarios como una prolongación necesaria de la condición de ser humano. El nombre de Rosmery Durán, de un recién nacido y paciente del hospital Hospital Docente Ginecobstétrico “Ramón González Coro”, en La Habana, estará ligado –por un nexo de sangre- con una donante santiaguera que no dudó en extender su brazo para apoyar la vida de este bebé cuyos padres tienen la suerte de vivir en Cuba y la posibilidad de compartir la nueva vida del pequeño quien desarrolló una hemólisis grave con peligro inminente para su existencia.

Según el reporte de los especialistas, este evento ocurre en menos del 1% de los neonatos y que en su caso coincidía con una variedad de sangre dificilísima de encontrar, solo dos mujeres en Santiago de Cuba contaban con este tipo de sangre.

Tuve la posibilidad de realizar trabajos periodísticos en la sala de oncología del Hospital William Soler, ubicado en la periferia de la capital y próximo al aeropuerto José Martí, en el municipio Boyeros. Frente al centro hospitalario un cartel resume el amor de la Revolución en los pacientes que allí se encuentran: Nada hay más importante que un niño.

En este lugar, conocí a niños y niñas que libraron la dolorosa batalla contra el cáncer y tuvieron el valor para dejar un ejemplo de amor entre quienes les acompañamos o apoyaron con todos los recursos disponibles y la preparación médica especializada que dispone Cuba en su propósito de garantizar los medicamentos y la atención imprescindible en estos centros de Salud.

En mi país, estos ejemplos de altruismo y entrega, por cotidianos, no dejan de ser valorados como uno de los mayores méritos de un Estado que vela por la calidad de vida de sus ciudadanos, a pesar del genocida bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos y recrudecido con 243 medidas adicionales que tienen un efecto genocida y directo sobre la vida de los cubanos.

Sin embargo, los reportes de las agresiones realizadas durante estas largas décadas de injusto bloqueo no solo expresan el genocidio que incluye esa política extraterritorial de Washington contra Cuba, exacerbada por una guerra mediática en la cual hacen todo lo posible por crear el desabastecimiento, el descontento y especialmente las condiciones para la famosa doctrina Monroe de la fruta madura.

He visto y recuerdo, perfectamente, los rostros de esos niños, no solo de aquellos que padecen las variables de cáncer, sino de otras enfermedades. Doy testimonio de los esfuerzos, del llanto de los médicos que no pueden ocultar frente al término temprano de aquellas vidas.

Quiero compartir algunas de las medidas del gobierno estadounidense que se oponía a salvar la vida de un niño en Cuba.

  • El Cardiocentro Pediátrico “William Soler” fue incluido (desde 2007), por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos en la categoría de “Hospital Denegado”, por lo cual se le imponen condiciones para la venta de productos y se le niega la adquisición de estos, si no cumple con las exigencias planteadas (por la administración de turno en la Casa Blanca. Por supuesto, exigencias que se apoyan en cuestiones tan absurdas como el condicionamiento para adquirir medicamentos y tecnologías en empresas y sus filiales estadounidenses, en todo el mundo; debido a las regulaciones de leyes extraterritoriales que refuerzan el bloqueo contra la Isla).
  • Esta situación ha conllevado a un sin número de afectaciones en la realización de diferentes técnicas quirúrgicas por no poder adquirir en el mercado norteamericano determinados materiales apropiados para niños y niñas _afectados por cáncer y otras patologías_, como las sondas vesicales y traqueales de mayor calidad, catéteres y stents, entre otros.
  • A los niños y niña cubanos se les niega el uso del dispositivo Amplatzer de fabricación norteamericana, elaborado a partir de materiales especiales para evitar el rechazo orgánico. Este dispositivo es utilizado para el cierre percutáneo de la comunicación interauricular, (cierra la abertura defectuosa entre las arterias aorta y pulmonar, procedimiento conocido como cateterismo intervencionista) que evita la cirugía a corazón abierto, intervención que además de riesgosa, requiere de cuidado intensivo y una recuperación de tres semanas.
  • A la Compañía norteamericana ABBOT se le prohíbe la venta a Cuba del medicamento Sevofluorane, agente anestésico general inhalatorio, de rápida inducción que lo hace ideal y de primera línea para la inducción anestésica en niños, y a su vez, excelente agente de protección miocárdico ante episodios de isquemia en pacientes anestesiados para revascularización. Otros medicamentos genéricos, de menor calidad y con efectos adversos para el paciente como el Levosimendan es fabricado por la misma Compañía y por ende tampoco puede ser adquirido por Cuba.
  • El Instituto de Oncología y Radiobiología está imposibilitado de emplear placas de Yodo Radiactivo en el tratamiento a niños y adultos que padecen del tumor retinoblastoma (tumor congénito que crece en la retina) al no poder adquirir dichas placas dado que sólo pueden ser compradas en los Estados Unidos. Esta tecnología es mayormente utilizada en el tratamiento de niños, dado que permite tratar el tumor de la retina, conservando la visión del ojo afectado y la estética del rostro. Ante esta carencia, la única alternativa es la extirpación del ojo y en una parte de los casos la extirpación de ambos órganos, procedimiento que además de invasivo, acarrea serias limitaciones para la vida. Este Instituto cuenta aproximadamente con 1600 pacientes anuales, que se ven afectados por la imposibilidad de adquirir los recambios para el Tomógrafo Philips. De ellos 250 enfrentan serias dificultades con la planificación de las radioterapias. El no disponer de esta tecnología hace que el por ciento de imprecisión del tratamiento se incremente de un 3 a un 5% y se vean afectados los servicios de radioterapia, pues no se pueden precisar con claridad los límites y formas de los tumores.
  • Cuba no tiene acceso al medicamento Temozolamide (Temodar), citostático específico para el uso en tumores del sistema nervioso central (gliomas y astrocitomas). Esta enfermedad afecta aproximadamente a 250 pacientes anuales, de los cuales alrededor de 30 son niños. El empleo de este medicamento aumentaría significativamente la supervivencia y calidad de vida de los pacientes, ya que el mismo tiene pocos efectos adversos y es de relativa fácil administración en comparación con otros.
  • A Cuba se le niega el derecho de adquirir contraste iodado no iónico, producto que incide en la calidad de los estudios imagenológicos de los pacientes con tumores. La utilización de este medicamento elevaría la eficacia de los diagnósticos y no se correría riesgo alguno ante reacciones alérgicas al contraste que en ocasiones resulta de máxima gravedad.
  • Los hospitales cubanos se ven privados de la posibilidad de adquirir el reactivo SILANE, comercializado por la Compañía Sigma, el cual es utilizado para adherir los cortes histológicos a las láminas para técnicas especiales de inmunohistoquímica e hibridización. Sin este reactivo no se pueden procesar los tumores malignos y otras enfermedades infecciosas, lo que impide la aplicación de técnicas modernas que son necesarias para el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de dichas enfermedades.

Confieso, sí que he llorado, pero también de alegría al ver cuantos miles de vida se preservan en cada vacuna de inmunización –aplicada, desde las edades tempranas- y también que he vivido este orgullo de cada gesto solidario.

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