
Eran algo pasadas las seis de la tarde del domingo 8 de enero. A la espera de un transporte público aguardaban, más o menos pacientes, en Santa Catalina y Vento. En la acera próxima de la fábrica de refrescos, una mujer de mediana edad se aproxima a la cerca de la garita y se dirige al custodio. En segundos, se toca el cuerpo, en señal de dolor. Ante los signos visibles de que algo andaba mal, acuden las personas: “Me duele…”, alcanza a decir... a los pocos segundos, se desploma a lo largo de la acera.
En gestos urgentes, unos llaman al 106: “¡Por favor, una ambulancia... urgente, una mujer... un dolor!”. Del otro lado de la línea, una persona dice: “Eso no es aquí, llame al 104”. El que reclama auxilio insiste: “Pero, mire...”, (se escucha el tono de cuando cuelgan). Repite: llamada al 104: “Congestión en las líneas...”.
Otros transeúntes, casi cerrando el tráfico, intentan parar algún carro. Maniobra infructuosa, uno a uno, algunos con chapas estatales, esquivan el pedido de socorro, un panelito blanco hizo como que paraba, algo
distante del hecho, y en lo que las personas llegaban a explicar la necesidad, aceleró y partió. No le pudimos tomar el número de la chapa.
“¡La solidaridad se ha perdido!”, dijeron algunos. “¡Qué vergüenza, nadie para!”, “Pero, qué le pasa a la gente”, “¡Qué lástima no haberle tirado una foto a las chapas!”, exclamaron otros. Así, la avalancha de comentarios. Ante los infructuosos intentos, varios hombres cargaron a la mujer hasta la calle. Finalmente, se detuvo un auto verde oscuro, particular. Manejaba un italiano y el copiloto, un cubano no residente, apenas alcanzó a disculparse: “No habíamos visto, no sabemos adónde ir, ¿dónde queda un hospital?”.
Lograron acostar a la enferma en el asiento trasero y un joven de los que esperaba en la parada subió al
vehículo para acompañarlos e indicarle al conductor el hospital más cercano.
¿En esto nos hemos convertido, personas insensibles y egoístas? ¿Cuál es el riesgo de que se rompa el equilibrio entre la solidaridad y la insensibilidad? “Vaya con suerte quien se cree astuto porque ha logrado acumular objetos, pobre mortal que, desalmado y bruto, perdió el amor y se perdió el respeto…”.
¿Qué seríamos si las carencias nos roban los afectos, la nobleza, el respeto y el amor hacia las otras personas? Hay que inocular esos sentimientos, que se hagan fuertes e inmunes a crisis y tempestades.
Queremos una Cuba con prosperidad económica y bienestar, como complementos de los valores humanistas y solidaridad que defendemos.
Otras informaciones:
Lo que plantea la periodista Serrano en su escueto artículo haciendo referencia a lo sucedido a la señora enferma, es una muestra más de la falta de sensibilidad y solidaridad existente en gran parte de nuestra sociedad. Si está triste y a su vez, repudiada actitud de choferes, muchos de los cuales eran vehículos estatales (por qué circulaban un domingo), que dejaremos de la indecorosa actitud de aquellos medios de transporte del Estado, en ocasiones con sus directivos y jefes abordo de ellos que no recogen a nadie, sea mujer, hombre, embarazada o anciano en una parada. Nuestro país está lleno de Lindoros incapaces en sentido figurado; pero lo que es real es que ven horrores.
Así es Raque, hay personas que han perdido el sentido de la humanidad, pero quiero pensar que aún quedamos muchos que llevamos dentro la humanidad que a otros les falta. Esos que sí ayudaron son, para suerte nuestra, los que más abundan. Muy a pesar de las carencias económicas, el cubano lleva la solidaridad en la sangre y esa nos brota espontáneamente en los momentos difíciles. Los que no son así lo expresan aún teniendo las mayores riquezas materiales, pues la carencia la llevan en el alma y no en los bolsillos. Un saludo afectuoso.
No es penado por la Ley negarse a brindar auxilio? Tu comentario Raque no es escueto, directo al punto, para dejar de tarea a los lectores la reflexión. El objetivo: demostrar en qué podemos convertirnos si perdemos nuestros valores.
Me gusto su trabajo . Y quisiera que hiciera un trabajo sobre los registros civiles en la capital pero específicamente en playa y en diez octubre .gracias .
Si la dieta de un diabetico es ley no hay razon para quitarsela de un solo plumazo aqui en la habana que no hay leche fluida porquw en donde hay plantas esa cufra se mantiene y aqui en ka habana hay tiendaz supongo legales quw un kilogramo cuesta 1500 pesos o lo qye es igual a lo que cobra mi srñora como jubilada y ademas de contar con 76 años y ser poscovid y ligicamente no podre entenderlo.