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Nunca se sabe cuánto vale el tiempo, mientras consideramos que la espera por un servicio de calidad se
corresponda con esa divisa, por demás invaluable. Así lo comprobó una colega a la cual la oficina comercial de ETECSA, ubicada en Alamar, municipio de La Habana del Este, después de llamar innumerables veces para conocer si disponía del servicio de Nauta hogar y comenzar a disponer de esta herramienta de comunicación imprescindible en su trabajo.

Sucedió que no solo las respuestas resultaban ambiguas del otro lado de la línea cuando requería la atención de algunas operadoras, sino de las colgadas in situ, o para decirlo a lo cubano: “sin respuesta y colgada de la brocha”. No obstante, en su insistencia llegó a recibir una réplica que consideró casi un nocaut, cuando
preguntó si perdía las 40 horas otorgadas como servicio (llamémosle) de posventa.

“Las pierde…, de todas formas, no se preocupe, son regaladas…”, acotó la voz del otro lado con
un apagón seguido de la incomunicación personalizada. Después vino el tendido, soberanamente, sobre la lona: “Después que pasan 72 horas de adquirir el módem, pierde la garantía y debe, entonces, realizar las tramitaciones a través de un taller”.

O sea, que recibió (anonadada) una nueva lección: la supuesta presencia de un técnico en su casa, no era más que una quimera. Porque hacía más de 72 horas de haber comprado el aparatico y más de todo ese tiempo sin saber la disponibilidad de un servicio que debía recibir con todas las garantías de la seriedad representativa de una empresa estatal.

Mientras escribo pienso en cuántos esfuerzos pueden despilfarrarse o no llegar a término debido a una respuesta que no solo deja insatisfacción, sino condiciona el malestar y la confianza hacia una entidad que realiza inversiones importantes para garantizar un servicio extendido de forma considerable y valorado por la población.

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