Foto: Raúl San Miguel

Venía ella enajenada. Con sus manos libres, de la conexión sujetada. Él conducía orondo de las curvas que mostraba su distraída pasajera; mas no sabía con quién chateaba... Mucho ruido en la avenida; mientras la “discoteca” rodaba con un reguetón sobre dos ruedas y una letra oxidada.

Puede que el comienzo de mi comentario tenga ese tono de sátira en relación con esta imagen tan común en las avenidas. Incluso, lamentablemente, no siembre terminan en una sonrisa. He visto muchos accidentes en los cuales este nuevo esnobismo de las muchachas chateando, mientras se desplazan en la parte trasera de motorinas, terminan con fragmentos de plástico dispersos sobre el pavimento. Incluso, algunos de sus conductores se comportan como si lo hicieran en un rally e imitan la “destreza” de los pilotos profesionales, en circuitos adecuados, con el temerario zigzagueo entre los vehículos de mayor porte, escurriéndose con una sonrisa de Joker con sus rápidos y silenciosos ciclos.

Pero no son los únicos que muestran su salvaje estampa en la vía. Es común ver aquellos conductores de autos hablando por el celular e incluso haciendo las llamadas con sus vehículos en movimiento como si fueran los dueños de las calles y avenidas, solo por señalar tan peligrosos ejemplos. Sin dejar fuera aquellos cuyos equipos de sonido estremecen el entorno hasta ahogar, prácticamente, el ruido de los motores de otros autos con igual derecho a circular, así como mantener el comportamiento que permita la seguridad de todos.

Octubre comienza a mostrar la curva que le acerca al mes de noviembre y son cada vez más los estudiantes –de todos los niveles de la enseñanza- que salen de sus hogares a cumplir con sus programas de estudio.

Aprovecho para enviar una alerta a aquellas madres que prefieren “conducir” sus coches para bebes por las calles como si estos tuvieran los requerimientos técnicos para proteger a sus inocentes pasajeros del temible peligro que representan los depredadores descritos arriba.

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