
La presencia de Fidel está latente en cada acción transformadora que se realiza en los barrios habaneros. La continuidad está garantizada en los recorridos de los máximos dirigentes de la provincia y del país, corroborando cuánto se hace o falta por hacer en beneficio y desarrollo de estas comunidades.
Recuerdo aquellos días aciagos, después del tornado F4 que golpeó duramente el corazón de La Habana, con una estela destructiva en varios municipios.
Caminaba junto a Luis Antonio Torres Iríbar y Reinaldo García Zapata por uno de los lugares más azotados entre los municipios de Regla y Guanabacoa.
Un niño ayudaba a su padre a mover bloques para reparar su maltrecha vivienda. Iríbar le preguntó. El niño resultó convincente en su respuesta. La vergüenza, la dignidad y el respeto hablaron no con la autoridad de la cual es responsable, sino más bien familiar, martiana, de Fidel… “Te ayudaremos a construir una casa mucho mejor. Y podrás disfrutar la hermosa vista desde esta colina, pero no dejes de estudiar”. No fue una promesa, cada vez que paso por ese lugar más que una vivienda veo un símbolo, en el cual puede observarse –en días de celebraciones– una hermosa bandera cubana.
Allá, en la calzada de Diez de Octubre, dentro del otrora Hogar de Ancianos, el acceso resultaba difícil debido a las filtraciones entre las paredes oscuras por la humedad perpetua, el olor insoportable, la oscuridad en pleno día. Entonces se habló de viviendas confortables y confieso; a pesar de ser testimoniante y protagonista de tareas de vanguardia, que no me lo creí. Resultaba más fácil destruir todo y comenzar de cero. Pocos meses después asistí a la inauguración de las nuevas y amplias viviendas.
Por esos días las tareas de choque, para la entrega de materiales de construcción a damnificados, la realizaban los estudiantes universitarios. Conservo sus expresiones de compromiso que me acompañan con una de las experiencias vividas de estos testimonios compartidos que le hizo exclamar a un guantanamero:
“Desde el principio me impactó la solidaridad de los habaneros y la voluntad para crecerse en momentos difíciles, con dirigentes muy responsables y trabajadores”.
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