
En un escenario poco frecuente en el centro de la ciudad, a la espera, en una cola, volaban mariposas, increíblemente, menos frecuentes que los zunzunes, al menos, por la zona. Dejándolas a un lado, vale
preguntarse: ¿existe una fórmula óptima para repartir lo poco? Sobre la comercialización de productos controlados hoy, hay tantas opiniones como compradores. Pasados tres meses desde el inicio de la “bodeguización” –con perdón de la Real Academia de la Lengua–, ya es tiempo de valorar las mejores prácticas.
En algunos consejos populares, la organización es casi óptima: están programados por bodegas y días y, al final de las ventas, las tiendas reportan la disponibilidad para la jornada siguiente, que se socializa en la tienda o grupos de WhatsApp. Una transparencia deseable. En otras, ni se sabe el porciento de las ventas, la distribución es, a todas luces, inequitativa, comparada con tiendas cercanas. Solo hay que estar en el barrio para escuchar: “en el Tulipán (Plaza) surten cantidad y sacaron hasta ollas”, “me avisaron que el aceite era para todos los consumidores de la bodega x, de Kohly” (Plaza), “al quiosco Ayestarán se pasan días sin surtirlo” (Cerro), “la mejor organización es la de Carlos III y sacan una pila de cosas” (Centro Habana), “en Playa y La Lisa han vendido cerveza en CUP”. Los criterios, incontables, varían por municipio.
Algunos delegados del Poder Popular se involucran, piden facturas y ejercen una acción efectiva para garantizar que su población pueda acceder a deficitarios productos de primera necesidad. No es una práctica universal. Como la temporalidad de esta situación es de difícil predicción, en los territorios y la
provincia deben estudiarse a fondo los criterios, revisar la situación por cadenas, cantidad de núcleos, frecuencia y variedad del suministro y cuanta variable exista y analizar la viabilidad de las experiencias que hagan menos estresante acceder a lo poco disponible, a la vez de escuchar al río, cuando suenan las piedras de aguas turbias en las tiendas.
En aras de la transparencia, podría existir información pública municipal y provincial sobre los porcientos de venta de los productos controlados, como sucede con las afectaciones eléctricas y la disponibilidad de combustible. Lo que favorezca el orden y la equidad sería bienvenido.
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La falta de transparencia es rio revuelto y ganancia para los bandoleros q están a pululo...y si a eso le sumas o es causa de jefes comprometidos o mediocres ....? Como quedo yo? Como diría Estherbina ....
Y desgraciadamente a las ventas online de tuenvio no le presta atención nadie, igual anda mangas al hombro, por su libre albedrio, al que ni periodistas, ni dirigente de cadenas de tiendas, ni los del estado dan un criterio u opinión y las q solución no se le ve
Mucho descontrol. En Infanta y Desagüe, venden picadillo un día anotando en la libreta, escaneando carnet y verificando que sean de Pueblo Nuevo o áreas cercas. Ese día todo el mundo alcanza. Otro día, no anotan en libreta, dan 4 x personas que se ponen varias veces, muchas que no son del Consejo Pueblo Nuevo. Muchos discapacitados que no son tal, que tienen familia joven en la casa, que nadie le pide carnet de discapacitado. La gran mayoría de personas necesitadas no alcanzan nada. Quién controla correctamente eso?
Muy bien hablar de la necesaria transparencia, así como de formas más equitativas de repartir lo poco. Incluso, en un mismo municipio, por ejemplo, Playa, las formas de distribución de esos productos en las tiendas asignadas a bodegas es diferente en distintos lugares o consejos populares. Eso, sin contar la poca información que se ha dado. O desinformación. En mi bodega hay un cartel que dice que nos toca comprar en el Bodegón de 5ta B y 60. Y allí dicen que nos toca en una tiendecita en 13 entre 82 y 84. En fin!