
El biocidio perpetrado en el rodeo de la Feria Agropecuaria y Agroindustrial y el proceso de análisis y sanciones para los responsables, incluido el bajo intento de pasar gato por gato, tienen lecturas, trasfondos y lecciones.
Entre las primeras, la falta de sensibilidad no solo de los perpetradores, sino también de quienes debieron impedirlo al instante y del público, que lejos de repudio evidenció euforia. ¿Quién sabe cuánto maltrato cometen sin público ni cámaras?
Que las medidas adoptadas, según quienes se han pronunciado, no se corresponden con la gravedad del hecho, por demás ocurrido en una institución pública, en un evento que propuso impulsar el rodeo como el deporte de los ganaderos.
Otra, doble moral, falta de valentía, vergüenza y transparencia entre quienes quisieron falsear al gato, sustituyéndolo por otro, menos dañado. Esa actitud también merece sanciones.
El trasfondo, las violencias cotidianas y la indisciplina, que llegan a las personas, el entorno –animales, plantas y otros elementos naturales y vivos–, el transporte…
¿Lecciones? Que, como reclaman grupos animalistas, haya una educación que implique, en primera instancia, a las familias, que deben atender, desde la infancia, que matar una lagartija y tirarles piedras a los gorriones, no son una gracia ni un juego. Y la escuela, desde la ciencia que transcurra transversalmente, deberá calzar la sensibilidad aprendida en casa.
Que, como reclaman las personas, deben revisitarse y modificarse las sanciones, para que su severidad sirva de contención a los maltratos, todos, desde el que abusa de un gato o los caza para alimentar perros de pelea, el que pelea perros o los abusa, no atiende su salud y los hacen sufrir de hambre hasta el que sobrecarga los caballos, buscando utilidades mayores.
Que los mecanismos de atención tengan la capacidad de reaccionar siempre, ante las denuncias, uniendo esfuerzos institucionales con los del voluntariado, que ha demostrado sensibilidad, cohesión y coherencia en su activismo.
Como la existencia de decretos, leyes y estrategias, per se, no son la solución ni una garantía, que el rechazo social, en la cotidianidad, ponga freno a los hechos de maltrato, que incluyen el abandono de mascotas, la caza furtiva de aves, polymitas y otras especies, en el mar, el aire y la tierra y que, en aras de la consonancia individual y social, sea extensivo a otras violencias hacia mujeres, niñez, tercera edad y personas en situaciones de vulnerabilidad. Hay mucha más tela para cortar.
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Considero que no es cierto que el sádico evento fue espontáneo, sino ¿de donde sacaron al gatico?, es tomar por tontos a los que va dirigida está seudo justificación administrativa que a mi criterio busca evadir la responsabilidad de los directivos de la instalación y de la actividad. ¿Donde está el análisis y las medidas tomadas con los agentes del orden que al no intervenir mostraron la misma falta de ética y de principios que los llamados payasos y los vaqueros que intervinieron en la tortura del animalito? ¿Donde está el análisis y las medidas aplicadas a los directivos de la instalación y del "rodeo"? Por si todo lo anterior fuera poco, al día siguiente se incorpora la burla a los periodistas y a los profesionales de la Clínica de Carlos III donde mandaron, para su presunta atención, a un torturado gato, al tenerlo metido en un saco cerrado, para que los veterinarios lo reconocieran como si hubiera sido el gato maltratado en el rodeo, está mentira ya sola de por sí elimina cualquier duda sobre la falta de moral, principios y ética de todos los relacionados con este evento.
Excelente artículo. Ahora serán necesario oídos receptivos y una acción consciente y verdaderamente sentida. Una acción próxima en el tiempo y no para dentro de 5 años. Ojalá oído y sensibilidad coincidan con su opinión que es la mía y la de miles de cubanos. Gracias.
Es que algunas personas tienen que darse cuenta que ahora hay cámaras en los móviles por todas partes y violaciones del orden y la ley venga de quien venga no quedará impune,,,,claro lo mejor sería ser correctos y educados
Por fin !, gracias, gracias, otro comunicador comprometido con la sensiblidad y el negativo impacto de lo acontecido en la feria Agropecuaria, que lacera profundamente el ya fragmentando sistema de valores y la necesidad, desde la familia de promover educación coherente y multidisciplinaria, con énfasis en la cultura de formacion preventiva y no de contención.
Como se dice: se tenía que decir y se ha dicho, muy claro y fuerte. La insensibllidad es, parafraseando, la guerra que nos va a matar, y nos tiene cercados hace tiempo. La insencibilidad y la falta de respeto a la vida en cualquera de sus manifestaciones. Seres como los que perpetraron ese hecho nunca han conocido lo que es ser sensibles, eso para ellos es otra cosa que no se pueden permitir.