La suerte de Cuba depende de muchas variables; entre ellas, del modo en que cada uno de sus hijos actúe. Unidad, disciplina, responsabilidad, coraje. Todos por la vida de todos.

Miguel Díaz-Canel Bermúdez

La convocatoria a subvertir el orden público y el estímulo de actos vandálicos demuestran las graves consecuencias de la guerra mediática que realiza el gobierno de Estados Unidos contra Cuba, a través de las redes sociales contenidas en plataformas de la internet controladas por sus agencias especiales de
inteligencia para llevar a cabo los ataques subversivos (también llamados primaveras) contra aquellas naciones consideradas dentro de sus planes hegemonistas.

Se trata de agresiones apoyadas en tecnologías de avanzada que permiten manipular, crear eventos programados por inteligencia artificial –evidentemente contenidas en el arsenal del comando ciberespacial de Estados Unidos– que multiplican en miles (el mismo posteo por segundo) los mensajes lanzados a las redes sociales con el propósito de distorsionar la realidad cubana y generar el caos mediático.

Lo anterior forma parte de las jornadas vividas en medio de las tensiones lógicas que provoca enfrentar una pandemia altamente letal: la COVID-19, agudizada por la imposibilidad de acceder a los mercados foráneos y adquirir los recursos básicos imprescindibles para el soporte de salud, debido al genocida bloqueo impuesto por Washington y recrudecido por más de 243 sanciones adicionales aplicadas en función de esta guerra violatoria de los derechos de un pueblo independiente, dispuesto a continuar el curso soberano de su dirección política, gobierno y sistema social.

En estas circunstancias, el Estado realiza un esfuerzo titánico por garantizar los suministros vitales y continuar los programas de desarrollo económico; los esfuerzos de la dirección de nuestro país
también centran su atención en garantizar la producción de vacunas contra la COVID-19, que permitan contener la alta contagiosidad de las nuevas cepas y evitar la muerte de nuestros conciudadanos. 

Debemos estar conscientes de que no recibiríamos estos beneficios de vacunas propias de no ser por el desvelo de las máximas autoridades del Partido y el Gobierno de Cuba, de la carrera contra el tiempo realizada por investigadores y científicos para obtener candidatos vacunales muy efectivos. Debemos andar con el corazón bien dispuesto a sostener la memoria de quienes labraron este camino de soberanía e independencia a nuestra Patria, con los pies bien puestos sobre la tierra.

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