
Quien es padre, o no, sabe que uno de los peores sentimientos es ver a un niño enfermo.
Sin embargo, las nuevas cepas del virus de la COVID-19, no entienden de edades.
Este jueves el país reportó la cifra más alta de menores de edad positivos a la pandemia desde los inicios, 1 287 niños, adolescentes y jóvenes con menos de 18 años.
Son alarmantes también los resultados de las pesquisas en esas edades en las últimas 15 jornadas, con un promedio diario de 1 090 positivos.
En varias oportunidades nos hemos referido al tema de que la agresividad de este padecimiento deja secuelas en el sistema respiratorio y en el organismo, que pueden afectar la calidad de vida de los pacientes en el futuro.
Aunque se rebase la epidemia, quedan huellas imborrables en el cuerpo.
Nunca están de más los consejos de mantener a los niños en casa, evitar que salgan a jugar a las calles y parques, porque cuando se fatigan y el nasobuco les impide respirar bien, dejan de usarlo correctamente.
En el rose con otros muchachos también existe peligro de contagio de transmisión. El virus no tiene rostro.
Aunque las personas mayores tengan que salir a alguna diligencia, es mejor que los más pequeños queden en el hogar, todavía no es tiempo de visitas a familiares, tiendas o cafeterías.
Un aparte con los recién nacidos. A ellos les traen la pandemia a la cuna.
Por eso es preferible aplazar que los allegados o amigos conozcan al bebé. El sistema inmunológico de ellos es muy débil, y la enfermedad demasiado fuerte.
Durante los meses de verano siempre ha sido complejo mantener a los menores en las viviendas, el calor, la influencia de amiguitos y la fatiga ante el ocio obligado, llaman a traspasar los umbrales de la puerta.
La escalada de casos de los últimos días y de manera especial el crecimiento del contagio de menores de edad, debe imponernos mayor disciplina y rigor en el cumplimiento de orientaciones sanitarias.
Las cifras son impactantes, desde el inicio de la pandemia en Cuba diagnosticaron un total de 47 905 niños, de ellos 2 690 lactantes, hasta la fecha, según fuentes del Ministerio de Salud Pública.
El proceso docente fue interrumpido en medio del reclamo de los padres para mantener a los infantes protegidos.
Cada familia debe reflexionar sobre qué hacer, cómo cambiar la actuación, para frenar esos altos niveles de transmisión de la COVID-19, con el fin de fortalecer el escudo protector que custodie a cada niño.
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