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Las canciones de cuna son la más hermosa oferta que padres y madres pueden entregar a su bebé. Desde las tradicionales hasta las más modernas o creadas por la imaginación de los padres, constituyen un calmante natural y símbolo de protección para los pequeños. 

En un nuevo estudio presentado en la Reunión de la Sociedad de Neurociencia Cognitiva (CNS), los neurocientíficos aseguran que calman tanto a la madre como al niño, mientras otras canciones de jugar aumentan la atención de los bebés y hacen que muestren positividad hacia sus madres.

Según explica el investigador Cirelli en un comunicado: “Las implicaciones conductuales de la música son enormes.  Los cerebros infantiles deben ser capaces de rastrear los eventos auditivos de manera predictiva para dar sentido a la música y, para que esto sea posible, se producen muchas reacciones complejas en sus cerebros”.

Sin dudas la música adecuada es una maravilla de amor que guía al cerebro humano y a cualquier edad es necesaria, pues amplía el horizonte y calma el estrés. Pero ese acto de ternura y unión entre mamá y bebé es imprescindible, excelente para la salud y el alma.

No obstante, desde la ciencia se comprueba cómo las madres modificaron las canciones dirigidas a los bebés dependiendo de si el objetivo era calmar o ser lúdico. Las madres alternaban ambos modos en una misma canción, mientras el equipo de Cirelli estudiaba las respuestas de activación de las madres y los bebés.

En tiempos de COVID-19 debemos ser cautos y sin prescindir de este canto de cariño, debemos protegernos con nasobucos por el bien de nuestro bebé.

En fin, la música es vida, amor, serenidad y bienestar, no se puede prescindir de ella, cántele a ese pequeño ser y estará expandiendo su capacidad cognitiva, ampliando su gusto musical, y ofreciéndole un placentero descanso.

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