
Quienes tuvieron el privilegio de acompañar al Comandante en Jefe, en sus intensos recorridos por el país, recuerdan cómo debían prepararse para tener información acerca del objeto de la visita. Fidel podía cambiar el sujeto del hecho en sí, con solo colocar la mano sobre el hombro del periodista y preguntarle directamente. En ese momento la respuesta también resultaba un motivo para que abundara, reflexionara sobre el tema o, sencillamente, si no era respondida correctamente la interrogante, daba unas palmaditas de aliento para que en el próximo encuentro la cuestión formulada no quedara sin la debida respuesta.
El Comandante en Jefe no solo dejó en su impronta entre los periodistas tareas que aún deben ser resueltas, acompañó, se preocupó y estuvo al lado de cada uno de nosotros, desbrozando cualquier segmentación generada por los esquemas y sobre todo siendo extremadamente cuidadoso para no generar criterios que pudieran dificultar nuestro trabajo.
En más de una ocasión se preguntó y se ocupó por la disponibilidad de los recursos necesarios como medios de transporte y útiles de labor, medios imprescindibles para continuar la prolongada batalla que nos imponen con nuevos desafíos en las redes sociales.
El Quinto Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba, realizado en 1986, marcó un antes y un después en el trabajo de la prensa cubana. Luchar contra los demonios de la información organizada por las agencias de inteligencia de los Estados Unidos y expresada mediante ciberataques desde sus plataformas en la Internet, nos lleva a estar atentos contra el pensamiento mediocre, desfasado, de quienes intenten colocar “noticias falsas” y condicionantes que desvíen la atención de los objetivos a los cuales nos convoca esta guerra que nos imponen a pensamiento. Nunca como antes están vigentes las palabras de Fidel:
“Veo en la prensa (cubana) una fuerza de enorme importancia, decisiva; es verdaderamente decisiva en esta lucha que estamos librando, en la cual nos estamos jugando todo. No solo nos estamos jugando nuestra obra, nos estamos jugando la obra de todas las generaciones que nos precedieron, y estamos defendiendo la herencia de los que vendrán después de nosotros. (…) La verdad en nuestros tiempos navega por mares tempestuosos, donde los medios de divulgación masiva están en manos de los que amenazan la supervivencia humana con sus inmensos recursos económicos, tecnológicos y militares. ¡Ese es el desafío de los periodistas cubanos!”
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