He comentado en varias oportunidades que, para mí, Cuba, mi Patria, esta tierra donde nací, crecí, jugué, soñé, cultivé amigos entrañables, estudié, tuve a mis hijos, y he trabajado y permanecido toda la vida, es mi sitio amado.

Foto: Clara Luz Domínguez Amorín

Pero, Patria es aún más, es esa ciudad de la cual recibimos miradas desde el mismo instante en que nacimos, ella es la que nos ve en nuestro día a día.

Esa ciudad que siento propia es La Habana. No obstante, hay más, existe un barrio que es la capital de la capital, Plaza de la Revolución, considerada así quizás por la cantidad de importantes centros, ministerios e instituciones que se encuentran en ella.  

Y voy paso a paso, contándoles todo esto, porque la real Patria de mis raíces, de mis sueños y anhelos, esa que no podría abandonar jamás, es el sitio donde crecí, en el mismo centro de la ciudad y como paradoja, rodeada de bosques, árboles por doquier; naturaleza viva, cual oasis en lo cosmopolita de la ciudad. Apartada, aislada por esos mismos bosques; sin embargo, a la vez, céntrica, silenciosa, tranquila, llena de paz y buenas vibras. 

Foto: Clara Luz Domínguez Amorín

Es mi Patria pequeña, en la que guardo todas mis memorias, alegrías, lágrimas, victorias, derrotas, amores, felicidad. En este lugar he vivido todos los instantes y así seguiré hasta mis días finales, contemplando el verdor que me rodea y me da aliento y manteniendo el deseo único de permanecer. 

Foto: Clara Luz Domínguez Amorín

Este pedazo de Cuba y de mi Habana, apresó mis raíces de forma tal, que no hay viento ni huracán que me pueda arrancar ni hacer tambalear hacia otras latitudes, ya sean dentro o fuera de esta Isla mágica. Es, sencillamente, mi alma.   

Foto: Clara Luz Domínguez Amorín
Foto: Clara Luz Domínguez Amorín