
Aún recuerdo mi alegría cuando, en mi graduación de 6to. grado, me entregaron, al igual que a mis compañeros, un ejemplar de La Edad de Oro, que como bien profesa en su primera página, escrita por el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, es estímulo y reconocimiento, con la esperanza de que alcance a lo largo de la vida los conocimientos y la cultura que José Martí ansiaba para todos los hijos de nuestra Patria.
No era la primera vez que veía, hojeaba o leía este libro pues, como pequeña cubana al fin, crecí escuchando esas líneas llenas de amor y practicismo que se hallan, según expertos, en la cúspide de la literatura nacional. ¿Cuántos adjetivos o ideas existirán para elogiar a tan majestuosa obra que agrupa las cuatro entregas o números de la revista, con el mismo nombre, que comenzara a publicar nuestro Apóstol en julio de 1889? No los suficientes.
Esta perla -no precisamente de Trípoli ni echada al mar- constituye un volumen del ayer, hoy y mañana con artículos, ilustraciones, poesía, historias para instruir a los caballeros y madres del futuro, para crear a hombres elocuentes, originales y felices; a la par que muestra respeto hacia la infancia porque "los niños saben más de lo que parece".
“…La Edad de Oro desea poner en las manos del niño de América un libro que lo ocupe y regocije, le enseñe sin fatiga, le cuente en resumen pintoresco lo pasado y lo contemporáneo, le estimule a emplear por igual sus facultades mentales y físicas”, como manifestara el Héroe Nacional de Cuba.
El lenguaje es claro dentro de este tesoro accesible, incluso en situaciones de aislamiento social a través de plataformas virtuales como la biblioteca digital del Centro de Estudios Martianos.
Queda en manos de nosotros el intercambio y la formación intelectual que el maestro y amigo eterno de las nuevas generaciones anhelara; el sentimiento de patriotismo, las ansias de hacer por nuestra América reforzadas con la lectura de ese manual que muchos tuvimos como primero en nuestro poder.
Para los niños, y para las niñas, por supuesto…al igual que a mis compañeros,(y compañeras)...José Martí ansiaba para todos los hijos (e hijas) de nuestra Patria..."los niños (y las niñas) saben más de lo que parece"....“…La Edad de Oro desea poner en las manos del niño (y de la niña) de América. Se imaginan cuan tedioso seria leer un articulo que hable de ellos y ellas; niños y niñas; trabajadores y trabajadoras; diputados y diputadas; obreros y obreras etc etc
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Acaso usted se ha leído "La Edad de Oro"? En su primera parte a modo de dedicatoria se lee en "A los niños que lean La Edad de Oro: "Para los niños es este periódico , y para las niñas , por supuesto." Así que el tedio al que usted se refiere es con el título que solo hace referencia a esta primera línea del original. No encuentro razón para su comentario .