¿Tiene vasija de agua para los animales, tanques (con o sin tapa), vasos espirituales, gavetas en los refrigeradores? Son estas algunas de las preguntas que realizan los operarios integrales de vectores a la población para evitar la propagación del Aedes aegypti y a las cuales muchos responden No, casi automático, para ahorrarse toda explicación y como si fuera una pérdida de tiempo tomarse unos minutos para contestar correctamente.

Foto: Cubadebate

Quizá porque es habitual la vigilancia y lucha antivectorial en nuestro país, en especial durante el verano por el incremento de los criaderos de mosquitos, en reiteradas ocasiones los ciudadanos no le dan la importancia que requiere al tema.

Mas, el combate no debe quedar solo en manos de las autoridades estatales con campañas intensivas de fumigación y la aplicación de insecticidas como abate, sino que es necesaria la colaboración, información y cumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias oportunas de los habitantes para erradicar a esta especie propagadora de dengue, chikungunya, zika y fiebre amarilla.

No existe vacuna o medicina antiviral efectiva contra el dengue, endémico en la mayoría de los países de América Latina, por lo cual la prevención juega un papel clave. Los criaderos casi siempre se encuentran dentro o cerca de los domicilios; cualquier depósito de agua puede convertirse en foco y la picadura en letal.

Sin Aedes no hay dengue, enfermedad conocida por rompehuesos, con alta carga de morbilidad y mortalidad, además de síntomas como fiebre, fuerte dolor articular, disminución de las defensas del cuerpo y erupciones, a veces.

En la actualidad ya se han notificado casos en nuestro país y, aunque la cifra no es elevada, es necesario recordar la extraordinaria adaptabilidad de los mosquitos a los centros urbanos y a casi cualquier ambiente -por pequeño que parezca- con las características propicias para su reproducción, dígase temperaturas altas y humedad.

Y si usted es de los que se cree inmune a toda infección porque nunca ha contraído algo más que un catarro, algunos estudios refieren que al año se producen cerca de 390 millones de infecciones por dengue y solo la cuarta parte es sintomática, por lo cual cada individuo no solo representa un peligro para sí mismo, sino también para su familia y comunidad. De igual manera, el mundo es azotado por la pandemia de la COVID-19 y ambos virus pueden coincidir en una persona.