Potenciar e incentivar en los barrios capitalinos el interés ciudadano hacia las más elementales normas de higiene es un marcado propósito de nuestras instituciones de salud, las que en sus eslabones primarios efectúan con asiduidad iniciativas de un amplio espectro educativo. Tal es el caso de la campaña promocional realizada en el Consejo Popular Tamarindo, de Diez de Octubre, y más específicamente en el parque de Santos Suárez.
De conjunto con el policlínico de la localidad, la brigada antivectorial, e Higiene y Epidemiología del municipio, se efectuó la conocida Feria de los Médicos, en el marco de una permanente campaña contra el mosquito Aedes aegypti y por la prevención de enfermedades de transmisión sexual, conocidas como ITS.
Además de instructivas charlas se distribuyeron, a quienes se detuvieron a escuchar y también a los que por allí pasaban, varios plegables didácticos. Llamaron mi atención dos: el referido a “Las cinco claves para la inocuidad de los alimentos” y “Manos limpias”.
En el primero se insiste en la necesidad de lavar las frutas y los vegetales si se fueran a comer crudos y a refrigerar lo más pronto posible los alimentos cocinados y los perecederos, preferiblemente bajo los 5 grados centígrados.
La higiene más elemental demanda un cuidado exhaustivo de nuestras manos, las cuales deben pasar la prueba del agua y el jabón antes de cocinar.
Hace siglos fue certificado científicamente que las manos son la puerta de entrada para gérmenes y bacterias que pueden alojarse debajo de las uñas. Por eso es tenida como buena práctica lavarse las manos después de ir al baño. Estas pequeñas acciones acometidas en el barrio benefician la salud colectiva.