
A simple vista lucía como un oficinista sacado de las mejores series. Su atuendo, perfectamente planchado. Zapatos que parecían un espejo y un portafolio en el que supuse llevaba la documentación que definía la sostenibilidad de una empresa. Lo seguí con la mirada y observé cómo saludaba a todos los que pasaban por su lado, preocupado, además, por la salud de muchos de sus conocidos. ¿Será doctor?, me pregunté.
Lo vi entrar a la peluquería donde pacientemente esperaba mi turno. De pronto, aquel hombre extrajo del “misterioso” maletín todo tipo de medicamentos, esos que muchas veces mi madre necesita y que, a pesar de ser prescritos por su médico (y por el tarjetón), casi nunca logra encontrar.
En el mes de febrero de 2018, en La Habana, se puso en circulación un nuevo modelo de recetas médicas con el propósito de “fortalecer el Programa Nacional de Medicamentos, velar por el funcionamiento adecuado de los Servicios Farmacéuticos y enfrentar los delitos e ilegalidades”, además “se decidió modificar el anterior modelo oficial de receta médica e implementar uno nuevo al que se le añade, por primera vez, un cuño institucional para uso exclusivo de la receta, (…)”.
La medida pareció inteligente, justa, certera. Y hablo en pasado porque ¿cuántos hombres o mujeres con portafolios “misteriosos” no venden medicamentos en la ciudad? ¿Cómo es posible que al siguiente día de la llegada de estos a la farmacia (al menos en la mía) ya no estén en existencia? ¿Cómo se controla, según el nuevo modelo de recetas? , mejor pregunto ¿quién fiscaliza y cómo?
Lo que no se encuentra en una farmacia o mercado, se debe buscar en la calle. ¿Es esa la teoría que debemos asumir? Anhelo respuestas que expliquen, las oficiales y las de la calle. Solo quiero entender…
Respuestas de la calle... ¿y usted, que hizo, compró o lo denunció o reprochó su actuar delictivo?
Cumplí con mi deber. No comprar y obviamente denunciar. Pero gracias por su pregunta y/o comentario
Primero hay que preguntares a las autoridades responsables. A esas si hay que preguntales y exigirles que hicieron y que hacen, ante la total impunidad con que actuan estos ... (mejor no digo la palabra que me vino a la mente). Nuevas recetas. Eso no va a resolver nada, excepto que en los primeros dias de esta medida, los medicos (al menos la de mi consultorio), NO TENIA RECETAS.
Ciertamente es penoso ver esto en plena calle y en cualquier Barrio de la Ciudad, y vas a la farmacia al dia siguiente y penosamente no hay existencias, donde esta La Azitromicina, la donperidona, la aspirina revestida, la ranitidina, metocarbamol, etc.
Gracias Néstor por comentar!
Marcia, sino fuera por la seriedad de lo que planteas también me reiría como con el relato del Coopelia. Es la historia sin fin lo que sucede en nuestro país, es el descontrol de los que deben controlar y viven del descontrol y de ellos para abajo todo el que tiene que ver con un producto, una materia prima, una medicina, lo que sea que dé dividendos en la calle. Y no es el salario que no alcanza, porque esas personas (y cada vez son más y es también sus descendientes que crecen viendo lo que hacen sus mayores), de la forma que quieren y viven no es para comer, es para comprar en las boutiques, fanfarronear cuando toman bebidas, proponer sin ningún recato cualquier cosa, porque efectivamente el hombre piensa como vive y hay tantas personas viviendo al margen de la ley que creen que es normal y que todo lo hacemos. Lo que también es cierto es que por necesidad y/o por comodidad también encuentran quien les compren todo lo que venden. Es una impunidad total.
Gracias por su comentario Lucía. Usted dijoalgo cierto: el asunto o tema es serio. Saludos!