Foto: Joyme Cuan

“Yo digo sin ninguna posibilidad de error que la paz con la paz se paga. Si quieres la paz, prepárate para cambiar tu conciencia”.

Fidel Castro Ruz

Que estas líneas unan voluntades y pensamientos, no corten y desgarren las carnes, ni cercenen los cuerpos, ni dejen rencores y heridas como lo hicieron –obligados por el yugo colonial– nuestros próceres independentistas cuando se lanzaban dispuestos al desigual combate por la libertad de Cuba contra el ejército colonialista español.

Las inspiran los hechos más recientes en la vida política de nuestro país, en medio de una contemporaneidad donde arrecian los ataques a través de una guerra mediática que, desde plataformas ciberespaciales, proponen incentivar los serios problemas que enfrenta el pueblo cubano sometido a un genocida bloqueo con 243 nuevas medidas aplicadas por la administración del expresidente Donald Trump y mantenidas por el actual gobierno de Joe Biden.

Foto: Marcia Ríos

“Hablar de Cuba en términos peyorativos resulta fácil”, aseguraba Fidel. Solo tienes que omitir la titánica obra que hemos desarrollado en todos estos años para lograr establecer un sistema de Salud capaz de enfrentar los retos más cruentos del corte de suministros de medicamentos y tecnología y alcanzar un desarrollo científico que solo es posible sobre la base de un sistema de educación capaz de garantizar el acceso a la mayoría de los cubanos. Falacias concebidas desde el lado oscuro de la conciencia, repetidas
por quienes se pliegan a los objetivos de Washington y no poseen la dignidad necesaria para identificarse con la memoria histórica de nuestra nación.

Debemos reflexionar en aquel mediodía de un 1ro. de enero de 1899, cuando sobre la fortaleza del Castillo de los Tres Reyes del Morro caía la bandera española que rigió en la Isla casi cuatro siglos. Alrededor
de 387 000 cubanos habían muerto al finalizar la guerra de 1895. Minutos después subía al mástil una tela de barras rojas y estrellas sobre fondo azul: la bandera de Estados Unidos de América.

La Generación del Centenario, liderada por Fidel, cumpliría el programa del Moncada, contenido en su alegato de defensa reconocido como La historia me absolverá: legado imprescindible en la epopeya final de nuestras luchas libertarias que abrieron el definitivo camino de la independencia de Cuba.

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