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Este 22 de diciembre, recordamos la hazaña de una Revolución que levantó la bandera de la alfabetización por encima de la ignorancia y el olvido.

En esta fecha rendimos homenaje a los educadores cubanos, arquitectos del futuro y guardianes de la luz del conocimiento. Su día es un reconocimiento a esa entrega diaria que trasciende las aulas, forjando no solo intelectos, sino también principios y valores. Con una paciencia infinita y una pasión que resiste todos los desafíos, siembran en cada estudiante la semilla de la curiosidad, el pensamiento crítico y el amor por la patria. Su labor es el pilar fundamental sobre el cual se construye y se enriquece nuestra sociedad.

En cada rincón de la Isla, desde las escuelas urbanas hasta las más intrincadas montañas, su compromiso es una constante. Ustedes son faros de esperanza e igualdad, asegurando que el derecho a la educación, tan dignamente defendido por nuestra Revolución, llegue a todos por igual. Con ingenio y creatividad, convierten cada limitación en una oportunidad para innovar, demostrando que la vocación de enseñar es un acto de resistencia y de profunda fe en el porvenir. Su ejemplo de dedicación y sacrificio es una de las mayores lecciones de humanidad y consagración.

Por todo ello, en su día, reciban el agradecimiento más sincero de un pueblo que los admira y los necesita. Que esta celebración les llene de nuevo aliento y la convicción de que su trabajo, aunque a veces pueda parecer anónimo, deja una huella imborrable en generaciones enteras. ¡Feliz Día del Educador Cubano! Que sigan inspirando, guiando y moldeando con su ejemplo el camino de los que construirán el mañana.

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