Lo que sobresale en este complicado contexto económico que se agudiza ante las secuelas del huracán, es la profunda solidaridad humana presente en la Isla 
La tradicional solidaridad hoy se agiganta a lo interno del territorio nacional ante el paso de uno de los fenómenos más agresivos y letales de los últimos años, el huracán Melissa, el cual además de provocar cuantiosos daños en su tránsito por tierras hermanas caribeñas, azotó la región más oriental de Cuba causando colosales afectaciones en viviendas, agricultura y establecimientos de servicios y atención a la población.

El paso del huracán Melissa dejó huellas, pero también reveló la grandeza de nuestra gente. Hoy sentimos satisfacción por todo el gran esfuerzo y los resultados que se van logrando en la recuperación, lejos aún de lo que necesitamos, pero movidos y motivados por el espíritu solidario que nos define.

No ha quedado un sector de nuestra sociedad, un organismo del Estado u organización social al margen del esfuerzo colectivo.

Nadie ha escatimado entrega y dedicación a la hora de levantar lo dañado y hacerlo con infinito amor por nuestros compatriotas afectados.

Sabemos que la adversidad es siempre un reto y que enfrentarla en tiempos de carencias siempre supone un gran desafío, pero nunca pactamos con el desaliento y siempre encontramos, ante cada problema, la solución que nace de la inteligencia colectiva.

Cuando algunos, abanderados del odio, pretenden poner sombras sobre el esfuerzo colosal de la Revolución, que no abandona a sus hijos, es mayor el brillo de las acciones y la consagración de miles, que ajenos a ese odio y a las campañas más infames, están dando la mejor de las respuestas: hacer, hacer y hacer. Seguimos en combate.

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