
Tuve el privilegio de estar en el acto de inicio de curso de la educación superior, en la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echevarría, Cujae. Caminar por sus predios es volver a recorrer momentos de mi propia vida en aquellos encuentros deportivos entre facultades de la Universidad de La Habana y nuestros eternos “rivales” cujaeños.
Les vi con aquellos pulóveres que llevan el sello del aniversario 60 de esta casa de altos estudios y reviví el orgullo de quienes forman parte de una nueva hornada en la forja de profesionales que contribuirán al desarrollo del país.
Recordé a los estudiantes de universidades estadounidenses que participaban en aquella travesía denominada Semestre en el mar, que les permitía llegar a la rada habanera y compartir momentos
imprescindibles en sus vidas como parte de aquellos convenios para conocer la realidad cubana.
Observaban el entorno capitalino y podían advertir las consecuencias directas del bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos, contra nuestro país, de forma directa, testimonial. Así lo vivieron quienes formaron parte de Semestre en el Mar, un proyecto académico surgido en 1964, que permitió el primer contacto con la Universidad de La Habana, Cuba, en el año 1999, un paso en medio de las fuertes
restricciones basadas en la incoherente política de las distintas administraciones estadounidenses.
Aquellos encuentros fomentaban la esperanza de compartir los conocimientos a través de aquel programa
académico que posibilitaba acreditar algunas de las asignaturas de estos jóvenes estudiantes de Ciencias Sociales (en su mayoría) y de otras carreras; a partir de conferencias magistrales que formaban parte de su preparación académica.
Septiembre es para los cubanos un mes de evocaciones. De momentos históricos que marcan el derrotero
de una Revolución sostenida por un pueblo dispuesto a continuar su rumbo y mantener la soberanía e independencia en el medio del mar de las Antillas.
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