
Le vi moverse en el piso cerca del césped. Abrigué la esperanza de que fuera un jardinero entregado a su tarea. Pero no, se trataba de un anciano en el intento infructuoso por incorporarse. Prácticamente volé la cuadra que nos separaba, y ya el hombre pie, sin mayores contratiempos, supe que había perdido el equilibrio tras tropezar con un desnivel de la acera.
Está obligado. Eso me explicó cuándo le conminé a no aventurarse fuera de casa sin compañía. Le conozco del vecindario; sé que vive solo con su esposa, también octogenaria, quien a duras penas puede moverse al amparo de la seguridad que le ofrece el hogar. En cambio él, por razones de mucho peso, está precisado a asistir todos los días a la Casa de Abuelos, y recorrer las cuatro o cinco cuadras ente el lugar y su domicilio.
Hago el cuento porque he sido testigo de dos episodios similares en menos de un mes. El otro tuvo como protagonista a una adolescente, que, por suerte, prácticamente no llegó al suelo y ni siquiera se llevó susto.
Y sí, de un “tiempazo” a esta parte, caminar por las aceras de la ciudad se ha convertido en un acto riesgoso, que exige mirada gacha, de no querer perder el equilibrio, y terminar con una pierna torcida o cualquier otro percance de peores consecuencias.
El problema del mal estado de esos enlozados peatonales es de larga data, pero ahora a los huecos, desniveles y algún que otro registros hidráulicos o cloacas, sin tapas, también se han sumado los lodazales creados por el vertimiento de las llamadas “aguas negras”. Y en tal caso, o bien busca la vía y corres los riesgos que implica o asumes la peligrosa aventura que presupone superar esas suertes de pistas encebada.
Ante el panorama poco halagüeño, en el 2012, directivos del Grupo de Inversiones Viales y Coordinador de Redes Técnicas de La Habana, anunciaron la puesta en práctica de un programa dirigido a la construcción y reconstrucción de aceras, incluso, a tenor de su peculiaridad, se habló de tomar muy en cuenta las emblemáticas aceras-escaleras de la capital, pero –aunque lo por hacer era mucho- los resultados fueron discretos y –lógicamente- en lo fundamental fueron beneficiadas las barriadas del centro de la capital.
Así, como quien no quiere las cosas, a tan loable empeño, le pasó como a la flor del socorrido refrán: “Murió al nacer”, y de entonces a acá, poco o nada cambiaron las cosas.
“¿A quién pudiera ocurrírsele hablar de aceras en este minuto?,” dirán algunos, con no poca razón. A mí, respondo yo, que, aun consciente de que es menester hacer magia para cubrir la canasta básica, en medio de tensiones financieras, que a duras penas dejan margen para otras cosas, casi igual de imprescindibles; también tengo el convencimiento de que es preciso llamar la atención sobre el tema, y convocar a que, de regreso las oportunidades y retomado con mayores bríos el bacheo y pavimentación, las aceras dejen de ser la Cenicienta, dentro de la actividad, y a los barrios periféricos no siempre les toque viajar en el vagón de carga o como polizontes.
Mientras tanto, a la espera de mejores tiempos, resulta preciso, mirar por donde caminemos, evitar los descuidos, y proteger a nuestros ancianos y niños. Las aceras no son una opción, forman parte obligada del entramado de cualquier ciudad; al tiempo que mejoran su imagen asimismo protegen.
Ver además:
En mi experiencia particular aún teniendo las aceras en muy buen estado como existen muchas aún en el Plaza por ejemplo con incluso los desniveles en las esquinas para las personas con sillas de ruedas, estás prefieren en gran medida coger por las calles y no precisamente por el borde, no señor, van por el medio de la vía haciendo caso omiso muchas veces a los vehículos que circulan por ellas en actitud desafiante algunas de ellas como si estuvieran haciendo algo correcto o normal y eso no es otra cosa que la Indisciplina social que por demás los ve la policía y no le dicen absolutamente nada ppr esto aun siendo una infracción del código de vialidad y tránsito , sumesele a esto las palas de las retroexcavadora que recogen la basura acumulada en las esquinas llevándose en gran parte de dónde actúan los pedazos de aceras que estaban en perfectas condiciones además de bloquear de forma injustificada las vías dónde en ocasiones se meten horas recogiendo un poco de desperdicio pero eso sí para hacer el trabajo necesitan bloquear 2 vías al menos para sentirse que están haciendo algo si, pero no de esa forma que lo generan es malestar de diversas formas y al parecer nadie controla y siguen en su empeño.
Aceras... Jjjj no se puede seguir posponiendo la vida para tiempos mejores... Pero quien lee esto y toma la acción pregunta con pocas respuestas.
Difícil hablar sobre el tema en ésta Habana que cada día se nos hace más fea, aún cuando se ha invertido en no pocos barrios en la reconstrucción de aceras, que después de lograrlo se me visto afectadas y rotas por Comunales. Lo nunca visto, que para recoger la basura tengan que emplear equipos mecánicos. Digo ésto porque hace algunos años se reconstruyeron aceras en la Vía Blanca, desde la Calzada de 10 de Octubre; todo me pareció maravilloso hasta que en San Benigno y Vía Blanca donde se ubica un contenedor de basura, comenzaron a recogerla con palas mecánicas. ¡Todo un desastre! Ahora lo que hay es tierra, mezclada con desechos que te obligan a coger la calle. Hasta cuándo se les va a permitir esto a Comunales. De quién es la culpa?
Y cuando van a llegar esos mejores tiempos?? Realmente la situación es bien compleja, no sólo con el tema de las aceras sino con los balcones y edificios en mal estado, de nada vale que arreglen las aceras cuando es imposible caminar por debajo de los edificios, sopena de recibir un "balconazo" o un derrumbe que acabe con la vida de la persona.
Y a la rotura y PENOSA SITUACIÓN DE LAS ACERAS (Y CALLES) DE LA HABANA, se incorpora la "contribución" de las EMPRESAS DEL GAS Y ELECTRICA, que las rompen para realizar dicen que trabajos y LAS DEJAN ROTAS, CON ACUMULACIÓN DE TIERRA. PIEDRAS, SALIDEROS DE AGUA, etc. PROVOCANDO CAÍDAS DE LOS TRANSEÚNTES Y MÁS DETERIORO de las ACERAS. SIN MÁS COMENTARIOS.