¿Ser o no ser diferentes? La cuestión relacionada con el dilema fundamental shakespereano emerge en cada una de las disyuntivas que enfrentamos como seres sociales. Específicamente, en este comentario, retomo un asunto polémico en cualquier sociedad y nación.
¿Qué los hace diferentes a individuos o grupos sociales como seres humanos? Por supuesto, nada. Esa sería
mi respuesta.
Con la Revolución se ofreció iguales oportunidades a todos los ciudadanos, sin mediar el credo, raza
u orientación sexual. Por supuesto, muchos de los tabúes que existían (en nuestro país) y los persistentes,
no pueden ser borrados en poco más de seis décadas: la cuestión del color de la piel, aunque está científicamente demostrado la pigmentación de la piel no define la raza, incluso el propio término raza queda fuera de lugar, en el caso de los humanos.
La persistencia del machismo tropical que nos caracteriza (a hombres y mujeres latinos) no podría estar
fuera de la polémica, aunque resulta evidente el gran salto que la sociedad cubana ha logrado con el trabajo educativo que lanzó la Federación de Mujeres Cubanas (fmc) desde su fundación por la heroína Vilma y
Fidel, adelantados a su tiempo y, en consecuencia, la voluntad manifiesta del Estado cubano para
llegar a un Código de las familias que fundamenta el alcance constitucional de los derechos de todos
los ciudadanos en este país.
Es normal observar parejas, con diferente pigmentación de la piel, caminar por las calles sin que constituya un asombro o un rechazo por la sociedad. Tampoco el tema de los gays es visto como un fenómeno extraterrestre. La condición humana no es determinada por sus interioridades sexuales.
Transgredir las normas de conducta y manifestarse de maneraobscena o impropia, al margen de
lo establecido en las leyes, es un delito en cualquier nación. Me refiero a personas que buscan introducir drogas, ejercer la prostitución o estimular comportamientos que laceran las normas de convivencia social.
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De todo un poco tenemos en nuestros barrios y cada vez más se queda solo quien protesta con razón por mantener la tranquilidad del barrio