
A eso de las 11 de la mañana voy a “tal lugar” … Allí está “fulano” cuidando la cola y seguro puedo comprar los cigarros.
Fíjense que dije “tal lugar” y “fulano” porque consideré injusto personalizar, individualizar, un hecho que puede ser común en cualquier sitio de la capital.
Pero el grito que escuché temprano en la mañana, me dio pie para este comentario.
Cuando las autoridades del país y de La Habana, decidieron formar brigadas de Lucha Contra Coleros (LCC), lo hicieron con el propósito de ubicar al frente de la organización de las colas en tiempos de pandemia, a personas justas, íntegras, con bastante moral como para evitar que ciudadanos sin escrúpulos acapararan renglones de primera necesidad y alimentos, para luego revenderlos.
Conozco tiendas, restaurantes, que expenden comida para llevar, unidades bancarias y otras, donde integrantes de estas brigadas son celosos cumplidores de su misión: reparten tiques, toman fotos de los carnés de identidad para evitar que una sola persona vuelva una y otra vez, velan por el distanciamiento físico entre consumidores, les facilitan sustancias desinfectantes contra la COVID- 19.
Sin embargo, en reciente visita de directivos de la capital al municipio de La Habana Vieja, hubo personas que se quejaron de que, en determinados sitios, a veces son los mismos que cuidan las colas, quienes permiten indisciplinas y desorden.
En respuesta al pueblo, se decidió volver a hacer un estudio, uno por uno, de los integrantes de las brigadas de LCC, y donde fuera necesario, restructurarlas.
Desde hace año y medio, las organizaciones de masas, juveniles y trabajadores seleccionados en empresas o sectores en receso laboral, salen cada mañana y regresan muy tarde a sus casas, asumiendo esa misión con dignidad.
Ellos exponen sus vidas, para tratar de que quienes acuden a comprar o recibir un servicio, lo hagan de forma disciplinada y organizada, como lo exige la actual situación epidemiológica.
Por otra parte, mediante el Decreto Ley 31, inspectores de varios organismos, imponen multas, que muchas veces ascienden a 2 000 pesos, pero pueden ser mayores, cuando junto a la violación de normas como el uso incorrecto del nasobuco, o la falta de distanciamiento público, se suman otros delitos como el acaparamiento, o actividad económica ilícita.
Este último está previsto y sancionado en el Código Penal cubano en el Artículo 228.1, con medidas de tres meses a un año de privación de libertad, o multas de 100 a 300 cuotas, o ambas; reitero, con agravantes, como los establecidos en tiempo de epidemia.
El interés de quienes representan al pueblo, es ser lo más equitativos posibles en el acceso a productos deficitarios, en momentos cuando el país atraviesa serias dificultades económicas.
La aplicación de estas medidas y de otras, como por ejemplo la regulación del derecho a adquirir renglones liberados a núcleos familiares, mediante el uso de la libreta del consumidor, son mecanismos efectivos para repartir lo poco entre muchos.
Pero ello debe ir unido a la actuación consciente, transparente, de quienes están en las brigadas de LCC y de las administraciones de cada centro, que pudieran hacer mucho para que las colas sean ágiles, organizadas y cumplidoras de las más elementales normas de protección al consumidor.
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No todos los LCC son honestos. Pongo por sólo citar un ejemplo tiendas Juventud, LaEstrella, es imposible realizar una cola decente en esos establecimientos, ya que los propios LCC,permiten que los coleros y revendedores se hallan apropiado de los mismos. Ellos mejor que nadie conocen a las personas que día a día compran para después revender a precios ya más que triplicados.Lugares donde deja mucho que pensar sobre el "escaneo"?,cómo es posible que si a un consumidor se le escanea el carné, vendan sólo dos productos por persona, salgan hasta con cuatro y hasta seis del mimo producto? Al otro día lo mismo y lo mismo. En LaVerde,las mismas caras hasta con seis libretas. En fin el que lo quiere para su consumo pasa las mil y una noche,pues no puede enfrentarse a ese consorcio que ya es quien manda en las colas. Hasta cuándo, donde están los inspectores(no corruptos) ,hasta cuándo tenemos que permitir que sujetos inescrupulosos sean los dueños de las colas? Hasta cuándo serán los acuerdos entre empleados, LCC y coleros?
Buenisimo, pero la realidad es otra. Eso seria lo ideal, vengan a Stgo de las Vegas, B9yeros; pero lleguen de sorpresa para que vean que sucede todo lo contrario.
Es verdad que hay personas honestas que cumplen con su trabajo. Pero me quiero referir al tema de los cigarros. Estos los pusieron cada 15 días, creo yo por la libreta y nunca he podido coger los míos porque soy una mujer trabajadora no como aquellos que siempre son los mismos que compran y después los revenden a 150 ó 200 pesos. No es justo. Pienso que las autoridades y el Gobierno deben buscar una solución a este problema que ya es mayúsculo y no pasa nada se siguen enriqueciendo sin escrúpulos y cada día aumentan más los precios. Hasta cuandoooo se va afectar la población. Cuando le van a poner fin a los revendedores. Yo pienso que deben distribuir constantemente para no darle pie a esos oportunistas. Así pensamos toda la población. Esto lleva una atención URGENTE.
De verdad es necesario revisar si los integrantes de las Brigadas de Luchas contra Coleros tienen el valor necesario para detener a los coleros y saber que representan los intereses del pueblo.Vivo muy cerca de una tienda en el Cerro y he visto al terminar la inmensa cola como salen con sus bolsas de pollo cada vez ,impunemente ,pasan su tiempo dentro de la tienda ,la cola se hace violando el distanciamiento y ellos no están para eso. En dias pasados tuve la oportunidad de escuchar el criterio de un inspector cuando fui en defensa de una persona mayor y creame que nada más lejos que un representante del poder del.pueblo .
Creo que las organizaciones del barrio deben integrar estos grupos los cdr asociación de combatientes,núcleos zonales Esto es una batalla de día a día y la realidad que los coleros sique siendo los mismo se enriquece a costa de las necesidades del pueblo