Como un invidente tentando cada espacio de la Oficina Oval, el nuevo presidente Joe Biden muestra cautela en sus decisiones sobre un país de esencia imperialista con el ataque a Siria.

La polémica asunción del presidente Joe Biden a la presidencia de los Estados Unidos no debe ser analizada a partir de los resultados obtenidos durante la votación en la cual ganara en favor de su partido (demócrata) bajo un visible agotamiento del pueblo estadounidense para aceptar la permanencia por nuevos cuatro años del expresidente Donald Trump.

Ni siquiera la gran prensa norteamericana, especializada en ocultar y tergiversar información de alta política, podía ocultar la escalada de un republicano que colocó en una situación totalmente vulnerable a la Constitución de los Estados Unidos. Algo así como dejarla en ropa interior caminando por las calles del mundo y exigiendo continuar referente de las buenas prácticas.

En este contexto Biden ocupó la presidencia con las llamas del fuego encendido por los republicanos y en medio de una batalla no visible (después del asalto al Capitolio en el Distrito Central, en Washington), pero real. Dar luz verde al criminal ataque contra Siria es un acto de irresponsable temeridad. Pueden suponer la imagen de sus principales asesores reunidos con Biden en la oficina que ocupa como el Comandante en Jefe, y asentir en la necesidad de asestar el ataque contra Siria para enviar un mensaje a los rusos, los chinos y a las naciones sobre la cual Washington desea colocar nuevamente el lenguaje de los misiles.

La escisión se produjo en su propio bando. Varios líderes demócratas criticaron el bombardeo ordenado por el presidente de Estados Unidos, mientras que legisladores republicanos apoyaron. ¿Por qué Biden cruzó el puente cargado de armas? La preocupación del excandidato presidencial Bernie Sander responde un poco: "Me preocupa mucho que el ataque de ayer en Siria ponga a nuestro país en el camino de seguir con la guerra de siempre en lugar de ponerle fin. Este es el mismo camino en el que hemos estado durante casi dos décadas".

¿Hasta qué punto pudiéramos considerar que los republicanos continúan gobernando bajo la bancada demócrata? La aseveración del senador Chris Murphy, quien preside el subcomité de Exteriores para Antiterrorismo, desestima el uso de las armas al calificar de innecesarios "los ataques en represalia -como el de Siria-, (…) para prevenir una amenaza inminente, deben estar dentro de la definición de una autorización de fuerza militar existente del Congreso. (...) El Congreso debe tener a este Gobierno en el mismo estándar que los Gobiernos anteriores, y exigir una justificación legal clara para acciones militares", añadió.

¿Cuál es la amenaza inminente que supone la necesidad de la criminal acción militar directa contra Siria? ¿Acaso se refiere a la alerta reciente sobre la posibilidad de la ofensiva armada por facciones republicanas que pretenden dar un golpe de estado al nuevo presidente?, incluso deberíamos tener en cuenta la observación realizada durante el juicio político contra Trump que publicó The San Diego Union Tribune (en su versión español) acerca del fiscal Ted Lieu al considerar que “la falta de remordimientos es un factor importante en el juicio político, porque un juicio político, una condena, una descalificación no es solo sobre el pasado, es sobre el futuro, es asegurarse de que ningún funcionario en el futuro ni ningún presidente hace exactamente lo mismo que el presidente Trump”.

Incluso el también senador Tim Kaine afirmó que "el pueblo de Estados Unidos merece escuchar la justificación del Gobierno para estos ataques y su justificación legal para actuar sin consultar al Congreso. La acción militar ofensiva -agregó- sin la aprobación del Congreso no es constitucional en ausencia de circunstancias extraordinarias".

Por su parte, el congresista Ro Khanna, miembro del comité de Servicios Armados de la Cámara Baja, recordó que los demócratas ganaron las elecciones con la promesa de "poner fin a las guerras, no escalar conflictos en Oriente Medio” y subrayó que “nuestra política exterior debe basarse en la diplomacia y la ley, no en bombardeos de venganza sin autorización del Congreso".

Mientras que la congresista Ilhan Omar, aseguró que la presencia de Estados Unidos en Siria "no ha hecho nada para parar la violencia, sino que ha exacerbado el dolor y sufrimiento de los sirios".

¿Acaso ese ataque contra Siria ordenado por el presidente Biden es una continuidad de demostración de fuerza para desviar la atención (como siempre) hacia supuestos enemigos externos? Lo cierto es que Biden comienza a andar a ciegas, o al menos, consciente de que sus ojos deben ser guiados desde la extrema derecha. Por supuesto, desde el otro bando, los republicanos apoyaron a Biden y solicitaron presionar a Irán, bajo el supuesto pendiente de un ajuste de cuentas después del asesinato del general Qasem Soleimani, el comandante de la fuerza élite Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, ordenado por Trump.

De ahí que el líder republicano en el senado, Mitch McConnell, aseguró que Biden "actuó bien dentro de las autoridades de su cargo" y advirtió que "los ataques contra instalaciones y personal diplomático y militar estadounidense son solo una de las primeras pruebas para el nuevo Gobierno". ¿Pruebas?

Sucesivamente las declaraciones advierten quién manda en el nuevo gobierno de Estados Unidos. El senador Jim Inhofe, el republicano de mayor rango en el comité de Servicios Armados de la Cámara Alta, aseguró que "los ataques de fueron la respuesta correcta y proporcionada para proteger las vidas de los estadounidenses". ¿Proteger las vidas de los estadounidenses?

Desde la cámara baja, Mike Rogers, el republicano de mayor rango en el comité de Servicios Armados de ese escaño agregó: "Estados Unidos mostró anoche que los ataques contra personal e intereses estadounidenses no serán tolerados". ¿El pueblo de Estados Unidos?

Biden acaba de cruzar el puente. Del otro lado Trump sonríe. Sabe que su regreso a la Oficina Oval solo depende de los nuevos pasos que un presidente asesorado desde su bando termine por declararse republicano.

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