
Los reportes diarios de la situación sanitaria en La Habana demuestra el acecho letal de una pandemia que, como en una batalla, no da una tregua a quienes la combaten.
Mientras, existen ciudadanos que, más que irresponsables, pudieran catalogarse de ignorantes e incapaces de procesar la información básica de las autoridades sanitarias.
No solo el uso incorrecto del nasobuco crea la vulnerabilidad sino las conductas que conllevan a transmitir la enfermedad a familiares, amigos e incluso quienes se relacionan en su entorno social: conocidos y desconocidos.
No se trata de distanciamiento social, sino físico. Hemos comprobado la efectividad de las potencialidades generadas por el esfuerzo del Estado cubano al invertir en el desarrollo de las infomunicaciones que permiten en el acceso virtual a servicios básicos.
El crecimiento de la red de enlace para el acceso de los ciudadanos a la Internet, también en mejores condiciones de afrontar una realidad diferente donde, por ejemplo, el aplazamiento del curso lectivo, obliga a sostener variables a distancia por el Ministerio de Educación.
Un solo individuo puede cambiar la vida de miles de personas. Es una de las razones por la cual una actitud responsable nos permite actuar sin indiferencias.
Hola, yo creo que se debe ser más consecuente con los irresponsables y aplicar todo el peso de la ley a esos in disciplinados que no razonan y que Dan lugar a toda la barbarie que está produciendo esta pandemia. Mano dura con ellos.
Hace falta adentrarse en los barrios para ver la realidad.