El sonido es casi familiar, porque no anuncia una visita pactada, sino la presencia de los pesquisadores, cada mañana en las viviendas de toda la ciudad. Esta vez el rostro de Fernando García Guillermo, estudiante mexicano de cuarto año de medicina, en el Hospital Universitario General Calixto García, ubicado en Plaza de la Revolución, La Habana, se hace familiar detrás de su nasobuco.

Sus preguntas son precisas y breves. Anota en su libreta. Ofrece un consejo en caso de que tengamos la necesidad de salir. “Mantengan la distancia establecida y protéjanse, con una mirada profesional escruta el rostro de cada vecino, escucha, está preparado para advertir el mínimo síntoma de alguna situación que deba reportar en su bitácora.

La cotidianeidad de estos encuentros permite ver aquellos detalles que formaban parte de la rutina y apenas resultaban perceptibles. Me refiero a la presencia de estudiantes de otras naciones en las consultas de policlínicos y hospitales, fundamentalmente, en sus prácticas de campo; o sea el momento durante el cual aprenden y demuestran una de las características de la medicina cubana: el humanismo. Cuando tocan a la puerta y vemos a estos estudiantes de medicina, sentimos la confianza de que en su formación integral siempre llevarán por el mundo, un pedazo de Cuba.