Foto: Francisco Blanco


Han ido ganando en rutas y pasajeros las GAZelles, familia amarilla que nació como una de las alternativas al transporte público, variante muy socorrida ante la permanente insuficiencia de viajes de otros tipos de transporte urbano.

Ya sea en el parquecito de Infanta y 27 o el de la Estación Central del Ferrocarriles, la avenida 51 o el Cotorro, las personas esperan de manera paciente su turno, incluso cuando la cola es larga, como vía para llegar a destinos cercanos o lejanos, tal vez demorada, pero cómoda y segura, sobre todo cuando se respetan los precios de los tramos y no se pierden los domingos.

Por suerte para los posibles viajeros, han llegado a arterias urbanas tradicionalmente privadas de ese tipo de oferta de movilidad, complementaria a las guaguas, de precios inferiores a los almendrones y el confort de lo nuevo. De más está decir que queda al cuidado de pasajeros y conductores los metrotaxis, esas guagüitas amarillas que han salvado a más de uno de una llegada tarde. Sobre todo, estos últimos, los cuales deben conducirlas con pericia y delicadeza, esquivando baches y previniendo rotura de piezas.

También para satisfacción de quienes se sirven de estas guaguas, importadas desde Rusia, están identificados, la procedencia (y algunas, hasta una pequeña banderita rusa), los tramos y sus precios y una dirección de correo electrónica: (18820@taxiscuba.cu), adonde dirigirse en caso de quejas, sugerencias e inquietudes.

Sin embargo, en medio de tantos elementos a favor, surge una duda –a la vez sugerencia–, que favorecería a quienes intentan abordarlos en los tramos intermedios y no lo vean desde el frente: sería mucho pedir que se les pinte la numeración por la parte posterior para, como maliciosamente bromean algunos, se pueda decir: “te conozco de atrás”, lo que ahorraría a los “gacenautas” más de una innecesaria carrera.