Cuando cumplí el primer año de nacida, mi madre me vistió con una bata rosada, según consta en las fotos tomadas ese día y según dictaba, no digamos la tradición –que ya en los 90 iba careciendo de sentido– pero sí la más estricta lógica binaria de hombre-mujer, noche-día, bueno-malo… Lo que siguieron fueron muchas muñecas y, en espiral, lazos, buenas maneras, los sentarse derecha, el no jugar con camiones, la delicadeza y el agradable ademán impuesto de la feminidad… pronto llegó aquello de ser una flor (olorosa, frágil, delicada, indefensa) y un abismo cada vez más pronunciado entre lo que parecía significar ser mujer y lo que se revolvía dentro de mí, ansioso por la aventura, ávido por tomar el poder de mis propias decisiones.
Sucedió entonces que en el ansia de ser igual a los hombres y gozar de su misma aparente libertad, muchas descubrimos que quizás la batalla más grande no era la de borrar todas las diferencias, sino hacer confluir en armonía nuestros contrastes. Por eso, un día dejé de lamentarme en secreto del hecho de ser hembra y no poder por ello hacer tantas cosas resumidas bajo el concepto de la independencia. Descubrí que sí era posible ser la dueña, en toda la dimensión de la palabra, de mi vida y de esa convención que llamamos “destino”.

Hoy soy feliz de haber nacido mujer, con la capacidad de traer la vida, pero con la opción de no hacerlo si no lo deseo, poseedora de toda la herencia cultural, étnica y religiosa que las “ellas” de mi familia han resguardado durante siglos y poder honrarla con respeto, pero aplicándole los más actuales conceptos de las ciencias sociales y las tecnologías en desarrollo. Ya le ganamos la porfía a las máquinas y a los sufragios, pero queda muchísimo por hacer… y la mejor manera será con el tremendo orgullo de ser mujer.
Muy bonito, delicado y amoroso comentario. Por lo menos por tu foto pareces el biotipo de la ternura, belleza y amor propios de nuestras mujeres, con la firmeza de nuestros tiempos. !Felicidades compañera!
Gracias, Miguel Toirac por tan hermoso comentario. Creo que a su manera, cada mujer cubana es así, y eso fue lo que traté de resumir desde una perspectiva personal. De todas maneras, gracias por lo que me toca. Abrazo.
Envidiable capacidad de síntesis, bella reflexión. Felicidades para tí.
Muchas felicidades para ti también, gracias por leerme
Es perfecto... nosotros los hombres nacimos de lo más bello q hay en este mundo...de una mujer...Y darle un gran reconocimiento de afecto a aquellas q son padres también. Espectacular tu artículo Claudia.
Gracias Manuel, me llegan muy cariñosamente sus palabras. Siempre es bueno saber que los lectores conectan con un trabajo qunque no siempre sea para estar de acuerdo... aunque este sí es el caso