Aun bajo el aliento mágico de las motivaciones que precedieron el clímax por el aniversario 500 de La Habana, residentes y visitantes de la ciudad, son protagonistas de la presencia de los trabajadores de la Cultura, en cada espacio capitalino; incluso una participación imprescindible en el diseño y las propuestas culturales como parte de la edición 37 de la Feria Internacional de La Habana, realizada entre el 4 y el 8 de noviembre pasado, en el recinto expositivo más grande del archipiélago: ExpoCuba.
Cuando faltan unos días para que finalice el año, coinciden dos grandes eventos: El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en su 41 edición, con la celebración de variados eventos colaterales de profunda significación en la vida cultural de la capital, en el Circuito de 23, del municipio de Plaza de la Revolución, y la esperada XXIII Feria Internacional de Artesanía -considerada el evento más importante del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC)-, en el recinto ferial Pabexpo, en el municipio de Playa, al oeste de la ciudad.
Con el lema: Arte, utilidad y oficio, podremos disfrutar (hasta el 21 de este mes), de 396 stands, de los cuales 255 representan las producciones nacionales, 7 de entidades subordinadas al propio Ministerio de Cultura, 26 institucionales y 107 extranjeras, en representación de 18 países.
La inclusión de un foro de negocios en Fiart, entre sus propuestas novedosas, permitirá la promoción del trabajo del Fondo Cubano de Bienes Culturales (Fcbc) y propiciar el intercambio con empresas cubanas con el interés de favorecer los encadenamientos productivos y establecer alianzas que contribuyan a la sustitución de importaciones.
Esta particularidad se ajusta a lo expuesto por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, durante sus palabras en la clausura del IX Congreso de la Uneac, cuando afirmó que “la cultura puede y debe aportar al Producto Interno Bruto del país y para eso están sus empresas. Sobran las insatisfacciones de artistas y creadores que deben gestionarse absolutamente todo para difundir o promocionar su trabajo, mientras quienes tendrían la responsabilidad de hacerlo ejercen una suerte de parasitismo desde la inactividad”.
En esa ocasión subrayó que “Fidel supo advertir el riesgo de perder nuestra mayor fortaleza: la unidad, la identidad, la cultura, con la avalancha colonizadora que avanzaba en los tiempos de la globalización, con el acceso masivo a las nuevas tecnologías, promovido por los mercaderes modernos, no para enriquecer sino para empobrecer la capacidad crítica y el pensamiento liberador. (…) el sistema de escuelas de arte tiene una fuente de ingresos por exportación de servicios, insuficientemente explotada, en la generación de cursos en áreas de la enseñanza artística, en las que somos realmente fuertes y donde debemos establecer modalidades y precios coherentes con el nivel de la academia cubana.
“(…) No olvidar que cuando todas las puertas se cerraron para Cuba por su osada pretensión de soberanía y libertad, hasta en el imperio se abrieron al menos ventanitas por donde entraron la música, las artes plásticas, el ballet, la danza, el teatro y otras manifestaciones culturales”. Y es precisamente La Habana, uno de los exponentes más fuertes de la Cultura, en la nación.
Este cierre de diciembre lo demuestra ¡a lo grande!