Varias veces escuchó esto: el mercado masculino está en crisis, actualmente ningún hombre quiere responsabilidades ni compromisos, por eso hay que cuidar lo de una. Si ese hombre tuyo es tan bueno, ¿qué importa si llega unas horitas tarde en la noche? ¿Cómo molestarte por sentirle olor a bebida si sabes que trabaja todo el día para complacerte? Jamás te deja sola porque te ama y protege y lo que dicen tus amigas sobre su mal genio son puras invenciones, ya quisieran ellas un compañero tan fiel y entregado.
Por eso lo pensaba mejor antes de ponerle fin a una relación asfixiante y sin espacios para el diálogo en la que poco a poco se sintió diluida en la personalidad del otro y donde las decisiones eran tomadas cada vez más unilateralmente. Le costaba, incluso, reconocerse frente al espejo: no era ella quien vivía en un cuerpo que hacía meses no se estremecía en la intimidad y hasta reír le requería un esfuerzo extra.
Siempre que se planteaba una ruptura antes de hacerse más daño el uno al otro, el remordimiento le atacaba por la espalda, recordándole acusadoramente todo lo que él había hecho por ella, quien tampoco era perfecta. Entonces, sus dolores por haber renunciado a sus pasiones laborales parecían nada y sus inconformidades sexuales e intelectuales bajaban la cabeza para cederle paso a la gratitud, una de las más hermosas cualidades humanas.

Hasta que un día decidió militar en el bando de las malagradecidas, esas mujeres crueles que lo abandonan todo para perseguir su sueño de ser felices. Se desintoxicó, no sin trabajo, de reproches e inseguridades, y se dedicó tiempo a sí misma: matriculó un curso de idiomas, cambió el color de su cabello, retomó las reuniones con sus padres y adoptó un perro callejero.
De pronto comenzó a sorprenderse tarareando canciones, bailando con la escoba mientras barría, riendo sola y sin ausencias. No extrañaba nada; ir sin acompañante a los lugares no parecía ya tan complicado y no debía cuidar sus palabras para no herir hipersensibilidades ajenas. Quizás para muchos fuera una ingrata, pero estaba tranquila. Esa paz lo ocupaba todo y prefería mil veces ser malagradecida que vivir sin vivir, como una muerta viva muy agradecida.
Me encantó su articulo, yo nunca pensé que existieran tantos casos como este, actualmente tengo una hija que vive una relación asfixiante y por mas que le digo ERES MAS no lo entiende solo tiene 17 años y temo por ella.
Celia, sé que no es fácil el momento que vive. Su hija es muy joven y en esa etapa de la vida muchos factores confluyen... De verdad, espero que mi trabajo contribuya a ofrecerle otros puntos de vista y sepa que muchas mujeres se encuentran en su misma situación. Un abrazo desde Tribuna, aquí cada historia tiene su espacio. Gracias por compartir
Que interesante y bonito artículo,lo leì por la prensa escrita y decidí buscarlo por la digital para opinar.De verdad q somos muchas las personas q vivimos situaciones semjantes y el miedo a la soledad a volver a empezar entre otras razones ,nos hacen mantenernos a sabiendas que andanos en cuerda floja q en cualquier momento ..puf! Me cuento como una màs que por menos q eso decidí vivir mi propia felicidad,no esa que cuenta para la sociedad, como escuchè decir este domingo en una obra de teatro a raíz del Festival Internacional de Teatro.Y aùn siento nostalgia de los lindos momentos compartidos,en fin de muchas cosas pero a la vez sentía q no estaba viviendo lo que realmente necesito para sentirme bien espiritualmente .Celia espero que no muy tarde su hija recapacite y resurja como una nueva mujer con muchas posibilidades de continuar adelante y de volver a enamorarse. "La vida es maravillosa para aquellos que la viven sin miedo" esta frase la citaron hoy en la radio,està genial.Gracias por el artículo!
Muchas gracias por los elogios, estimada Llenita. Me hace feliz saber que usted es una de nuestras "malagradecidas"... Comparto las frases que nos comenta, encierran mucho. Para usted, mucha felicidad!
Estimada periodista, respeto su criterio, pero ¿cuál es la solución que Usted propone a la población desde el periódico? ¿La soledad? En mi opinión (le aclaro que tengo 60 años), ese método individualista que Usted propone al final no es la solución. Sino pensar que una mala relación no es lo único que existe en la vida. Y si ella mantuvo esa relación asfixiante, fue porque ella la eligió y ella misma puede encontrar una relación mejor. Pero, el periodista debiera ofrecerle a los jóvenes que hay otras opciones. Entre ellas, ser más selectiva con sus parejas y darle la esperanza de que puede encontrar una pareja comprensiva. El final individual de su artículo me pareció poco educativo, mucho más en un periódico que es el órgano oficial del Partido. Gracias.
Hola Jorge, gracias por comentar y compartir con los lectores de Tribuna de La Habana su sentir. Le comento de vuelta que no es mi objetivo, en este caso específico, proponer un modelo de vida, ni muchos menos sugiero que la soledad sea la opción para alcanzar la plenitud (aunque para muchas personas así lo sea, por extraño que parezca) pues en lo personal creo que una vida en pareja es productiva y más llevadera, pero solo si existen condiciones primordiales como el respeto, la consideración, la confianza y la comunicación. Aún así, sí creo en aquella popular frase de mejor solos que mal acompañados... y la joven de mi relato no estaba en esa relación solo porque quería...habría que escuchar tantos testimonios parecidos para comprender cuántas cuestiones subjetivas y también materiales se entrelazan para dejar a la mujer en posiciones desventajosas. Siempre se puede salir de ellas, en eso estamos de acuerdo, pero este comentario, lejos de legitimar a ultranza el individualismo, lo que hice fue decirle a todas aquellas que hoy no son felices que sí se puede, que vivir sin miedo a la soledad es el primer paso y que ninguna mujer debe sentirse completa solo con otra persona. Esa es mi opinión y para expresarla existe este espacio en nuestro medio de prensa... y también para promover el debate. Una vez más, gracias por comentar.
EXCELENTE ARTICULO!!!
Gracias Sandra!!!
Para la periodista: Uso este espacio porque el formato de la página no permite responderle a su comentario. Gracias a Usted periodista, por responder públicamente. Esta es una práctica muy rara en el periodismo cubano (que los autores de los artículos respondan aquí mismo a los comentarios). Debía estimularse a que lo hagan, porque como Usted bien dice, favorece el debate. Y sobre el artículo, ya le expresé mi opinión. Solo precisar: coincido con Usted en que es "mejor estar solo, que mal acompañado", pero mi desacuerdo no está ahí, sino en el final: la solución que Usted ofrece es vivir solo. Y mi punto de vista es buscar otra relación mejor. Y me preocupé cuando Usted me responde que las personas pueden estar con otras "en contra su voluntad". Un diario cubano, mucho más, órgano oficial de un Comité Provincial del Partido, debiera explicarle a su pueblo que hay leyes que lo prohíben. Y no oficializar una práctica como esa. Es mi criterio. Le agradezco la posibilidad del debate. Y muchas gracias, de nuevo, por responderme.
Estimada redacción, ¿qué tiempo debo esperar para ver publicado mi comentario? El de Sandra es de muchas horas posteriores al mío. Y soy respetuoso en mi forma de escribir, pero no comparto el criterio indiviualista de la autora del artículo. Si no se va a publicar, solo le pido a la redacción que me escriba al correo y me lo digan. No los volveré a molestar. Gracias.