
Observé el rostro desencajado por el llanto en aquella adolescente y supe que había reprobado el examen del cual hacían referencia sus condiscípulas. Recordé mis años de estudiante y no por llorar después de una prueba, sino por comprender el dolor que se experimenta cuando se advierten las consecuencias precedentes de ese momento y nada se puede hacer...
Aprendí, tempranamente, que un examen es la posibilidad de mostrar los conocimientos aprendidos durante el curso y, por tanto, responder cada pregunta equivalía a alcanzar un nivel capaz de develar respuestas que permanecieron como una incógnita latente en nuestras vidas -en cualesquiera de las asignaturas, dígase historia, matemáticas, física, química…, todas-, porque conforman el camino infinito del aprendizaje necesario para entender, incluso, los vericuetos de las nuevas tecnologías utilizadas para comunicarnos.
De alguna forma la familia de esa niña, a la cual hago referencia, tiene una alta cuota de responsabilidad en la nota de suspenso. No se trata de culpar al famoso “chícharo que bajaron en la prueba”, sino de la ausencia de exigencia, control y apoyo a nuestros hijos cuando realizan sus tareas escolares.
No se puede esperar al final. Debemos compartirles nuestras experiencias y buscar la forma de estimular el proceso de instrucción que se materializa en a la escuela, pero comienza en el hogar. Una cosa es alcanzar una baja nota; eso puede suceder y debe (a su vez) compulsar a buscar la más alta. Solo cuando miramos hacia abajo, levantamos los hombros y dejamos caer los brazos, nos damos cuenta del enorme peso de una interrogante. La cuestión es resolver la incógnita, despejar las dudas, aprender con hache. En lo personal me dolió muchísimo el llanto de aquella desconocida niña.
este comentario me ha gustado, spy director de programas de radio y ademas locutor y animador de espectaculo, pero ahora te pregunto a usted periodista; ¿que pasa cuando un alumno es brillante en toda su carrera de preuniversitario, con excelentes notas en todas las asignaturas y en el examen de ingreso por cosas de la vida aun estando bien preparado, (se equivoca en el o en los examenes de ingreso) y pierde el derecho por una mala nota a optar su carrera preferida.......Y por el contrario, un estudiante que ha sido malo en su prparacion durante esos tres años y de mala calificacion en su notas , sale airoso y entonces escoge triunfal su carrera que como he visto en mucho caso hasta la han dejado en su primer año...... nunca he estado de acuerdo a ese regimen de ingreso a la universidad. Pienso qeu el estudiante debe medirse por su talento y preparacion en años de estudio, nompor un simple examen,. Por otro lado y pongo el ejemplo de mi hija... siempre fue una excelente estudiante durante el preuniversitario.... en sus notas en los examenes de ingreso de Matematica e Historia saco mas de 90 puntos y cuando fue a realizar su examen de historia , no pudo hacerla por una apendicitis, donde fue intervenida urgentemente....ahi perdio su derecho y tuvo que conformarse con una segunda oportunidad como si fuese un extraordinario...... y no pudo optar por su carrera preferida.. Creo qeu el ministerio de educacion de forma general debe revisar este acapite en sus leyes...... Si gusta puede responderme o publicar al respecto en su pagina, lo felicito por el trabajo, pero dirigi durantes años a periodistas y tengo mucha experiencia de lo que se puede y no se puede publicar.... un abrazo.. thony