Resulta fácil identificarlos en derredor de cualquier mercado donde la demanda es superior a la oferta. Casi siempre proponen lo que increíblemente no puede ser encontrado en ningún almacén de tiendas recaudadoras de divisas. Sin embargo, no pocos caen bajo la presión “bombardeante” de la mercadería “por la izquierda” y, prácticamente todos aceptamos la impertinente presencia de estos buitres que actúan con total impunidad.
Los ejemplos, tan cotidianos, atentan contra todos los sistemas de control reconocidos. Enumerarlos resultaría una lista interminable que siempre apuntaría a una interrogante: ¿Cómo es posible que dispongan de productos industriales, muchas veces importados por el propio Estado?
Hace unos días observé la venta de aceite comestible –en su recipiente original y marca– frente a una tienda recaudadora de divisas en el Reparto Bahía. Es más, a la entrada, un verdadero asedio de revendedores imponen sus ventas de artículos –casi siempre deficitarios– que no están presentes en las estanterías de tales establecimientos. Por supuesto, la administración o gerencia siquiera tiene en cuenta la cantidad de basura generada por estos “minoristas” ambulantes.
Sucede con la venta liberada de huevos, por ejemplo, y todo lo que se requiera que esté en falta por razones muy explicadas como el bloqueo impuesto por Estados Unidos para establecer carencias y malestar en la población cubana. La alquimia de estos personajes tiene su base en la convivencia con los “Chichiricús” –y cito una frase de un dirigente de nuestros tiempos–, en referencia a la falta de exigencia por los responsables designados para mantener el control de los recursos estatales y los que hacen la vista gorda ante personajes tan escurridizos.